Con 54 años de existencia en medio de un pueblito en el que la agricultura y el amor por la tierra son sus bastiones, Atlético Peñarol necesitaba recibirse de grande entre los equipos del mapa futbolero de San Juan. Militó muchos años en el ascenso jachallero hasta que consiguió el ascenso en esta década del 2000 y después de crecer institucionalmente con obras como las del cierre perimetral de su cancha, llegaron los títulos. Dos primeros puestos consecutivos en la Primera A de Jáchal lo metieron en la pelea grande y en la posibilidad de codearse con lo mejor del Interior sanjuanino. en 2008 jugó por primera vez el Torneo de Campeones y se quedó en el camino. En este 2009, cuando se bajó Arbol verde, aceptó la propuesta y se la jugó. Su presidente, el maestro Alejandro Páez redobló la apuesta y soñó que se podía. Empezó eliminando a Colon de Caucete, después sufrió para sacarse de encima a Villa Iglesia y en semifinales lo liquidó a La Colonia. Se topó con el Decano en las finales, ese conjunto que tenía una frialdad de acero para jugar de visitante en las instancias anteriores (así fue que eliminó a Sport Argentino, el campeón del año pasado). Y cuando todo parecía imposible, Peñarol de San Isidro logró el milagro de sentirse campeón. Por eso la convulsión de todo San Isidro que llenó la cancha (la recaudación acarició los 9.000 pesos) y dejó su vida por un instante para vestirse de amarillo y negro.
