Poco después de vencer al español Albert Montañés por 6-3, 6-4 y 6-4, y lograr los octavos de final del Abierto de Australia, el suizo Roger Federer reveló que pudo convertirse en ciudadano australiano.

Si algo le faltaba a Federer para volver aún más locos a sus seguidores australianos, después de obtener aquí tres de sus 15 títulos grandes, de mostrar su admiración por Rod Laver, y haber tenido dos entrenadores como Tony Roche y el malogrado Pete Carter, era una declaración así, que terminó de rendir incluso a los pocos enemigos que puede contar en Australia.

Federer comentó que sus padres consideraron en su momento emigrar de Suiza a Australia, cuando él era un quinceañero y su padre trabajó durante tres meses en este país. “”Recuerdo que mis padres debatieron esta cuestión, y todavía creo que está muy bien y que es bonito ir a Australia. A ellos les encanta el país, pero al final decidieron quedarse en Suiza”´, dijo Federer que recordó también unas vacaciones familiares cuando tenía 14 años, por Melbourne, Brisbane y Cairns, “unas maravillosas vacaciones”, como las calificó el número uno del mundo.