A pesar de que el Parque Faunístico de Rivadavia lleva 20 meses cerrado al público, siguen llegando animales, ya sea porque son rescatados tras operativos o porque la gente los encuentra y decide buscar ayuda para ellos allí. Según comentaron desde el lugar, en ese lapso recibieron 80, entre aves, reptiles y una puma. Ahora, en total tienen cerca de 500 animales de distintas especies.

“El ingreso más importante se dio en enero pasado, tras un operativo realizado por Gendarmería -que en ese momento realizó 2 allanamientos muy cerca de la ciudad-. En esa oportunidad, además de gran cantidad de aves recibimos una pumita. Pero además han llegado aves rescatadas en otros operativos e incluso animales que trae la gente porque los encuentra lastimados o porque los tiene y no sabe qué hacer con ellos”, contó Iván Simoncelli, encargado del Faunístico. Y detalló que “la mayoría de los particulares traen aves que han encontrado lastimadas. Pero también hay otros casos. Por ejemplo, una familia de Caucete tenía un pavo real y como ya no lo podía cuidar decidió entregarlo al Parque. Ahora está en el jaulón general”.

El Parque cerró al público el 25 de noviembre de 2011, primero por precaución debido a la muerte de seis burros y la sospecha de la presencia de un virus, luego por el escape y la muerte de la última leona del lugar y más tarde por el desarrollo de obras de remodelación (ver aparte). Desde ese momento recibieron gran cantidad de aves, principalmente de rapiña, como aguiluchos, halcones y lechuzos. Pero también llegaron reptiles, como iguanas y víboras, entre ellas una culebra.

Según explicó Simoncelli, aunque a priori se vea sano, cada vez que llega un animal nuevo al parque, los especialistas lo dejan en cuarentena. Eso se hace para controlar que no tenga alguna enfermedad, virus o parásito que pueda contagiar al resto de los integrantes del Faunístico. Mientras que, cuando el animal llega enfermo se le realiza los cuidados necesarios.

“Entre los animales que recibimos algunos murieron, ya que llegaron heridos y no logramos que sobrevivieran. Fue el caso de dos aguiluchos que tenían heridas de bala y, aunque los operamos, no pudimos salvarlos. También murió una lechuza que sufría de gastroenteritis”, comentó Simoncelli.

Otra medida que se toma con los animales que ingresan es ver si se pueden recuperar para reintegrarse a su hábitat natural, aunque son pocos los casos en los que esto se logra. Actualmente, personal de la Universidad Nacional de San Juan está trabajando en la rehabilitación de dos halcones pequeños, para ver si los pueden poner en libertad.