San Juan, 26 de julio.- El 15 de enero de 1944, San Juan vivió su día más trágico. Un terremoto en Albardón se cobró la vida de más de 10 mil personas. Ante semejante hecho luctuoso, el país se solidarizó y desde el Gobierno nacional se organizó un evento en el Luna Park, con el objetivo de recaudar fondos. Allí fue que Juan Domingo Perón posó por primera vez sus ojos sobre Eva Duarte.

En ese entonces, él era secretario de Trabajo y Previsión; y ella, una afamada actriz de radio. El flechazo fue inmediato y el amor, eterno. De esta manera, un hecho plagado de sufrimiento y dolor daba vida a una de las historias de amor más legendarias que haya visto Argentina. Así comenzó la relación de San Juan con Evita, quien semanas más tarde pisaría suelo sanjuanino por primera vez.

Sin embargo, fue su segunda visita la que la marcó a fuego. Y es que junto al primer mandatario, ya su esposo, el 10 de abril de 1949 encabezó un acto en el estadio del Parque de Mayo. Allí, 60 mil almas le expresaron su apoyo incondicional. DIARIO DE CUYO dedicó varias páginas a la visita y la calificó como “la jornada cívica más grande que tuvo San Juan”.

Ya en 1951, Evita regresó a la provincia. Esta vez los motivos no fueron gratos. Había fallecido el ex gobernador Ruperto Godoy, y la primera dama no quiso estar ausente. Debía despedir a su amigo y así lo hizo. El 31 de mayo, Eva se mostró dolida y no se separó del féretro. La “Dama de la Esperanza” también estuvo en el sepelio. Hace algunos años, Marta de Godoy (nuera del mandatario sanjuanino) recordó: “Cuando Eva entró a la sala donde estaba el cajón nos sacaron a todos los parientes. Se quedó ella sola con sus manos sobre el féretro. Fue muy emotivo ese instante: no era la mujer del presidente que venía a cumplir con el protocolo, era una amiga que venía a despedir a un amigo”.

Esa fue la última vez que Evita estuvo en San Juan, marcando a fuego una historia de amor que sigue tan vigente como el primer día.