La rutina en la Escuela San Martín se vio alterada anteayer a la mañana, cuando un curso completo salió al patio del edificio a buscar aire, bajo un ataque de tos y de ardor en los ojos.
Cuando docentes y alumnos consiguieron restablecerse, con el apoyo de autoridades, comenzó la búsqueda del causante de la anómala situación, en la que tuvo participación también el policía asignado para realizar la guardia en el establecimiento.
Y dos de los propios compañeros se hicieron cargo. Uno contó que lleva un espray con gas pimienta, entregado por su padre como elemento de defensa, ya que recientemente había sido asaltado en el trayecto que normalmente realiza a pie para trasladarse desde su casa hasta la escuela. Y otro, que descubrió el artefacto, lo accionó sin saber cuales podrían ser las consecuencias.
El supervisor de la escuela, Alfredo Vera, afirmó que el padre de uno de los alumnos, que trabaja en el Hospital Rawson, decidió llevarlo a observación del nosocomio, aunque el incidente no tuvo secuelas posteriores mayores. Desde el área de Pediatría del Servicio de Urgencias del Hospital Rawson afirmaron que no se registró ningún caso con estas características.
El supervisor afirmó que esta "picardía" ya accionó un protocolo. Fueron citados los padres de los dos alumnos, a quienes se les notificó lo sucedido.
Además, se elaboró un informe que es presentado en el Ministerio de Educación y ahora resta definir si habrá sanción para uno o los dos estudiantes.
Como en toda escuela de la provincia, en la San Martín existe un Consejo Escolar, compuesto por directivos, alumnos y docentes, que evaluará lo sucedido y determinará si habrá sanción, siguiendo lo estipulado en el "Acuerdo de Convivencia" que rige en esa unidad escolar.
La vicedirectora del turno mañana de la escuela, Laura Salas, anticipó en entrevistas que le realizaron distintos medios, que presumiblemente los chicos deban realizar tareas comunitarias y en la feria de ciencias explicar cuáles son los riesgos reales del uso del gas pimienta.