Estudiar Gastronomía es una tendencia mundial que también se da en San Juan. Desde hace un par de años creció la matrícula en los institutos locales en los que se dicta esta carrera a la que los alumnos consideran una opción válida tanto para ampliar las posibilidades laborales como para combatir el estrés. Es así que en las clases coinciden chicos de apenas 18 años que comenzaron a capacitarse con la idea de abrir su propio negocio gastronómico y personas mayores que ya tienen una profesión y que buscan relajarse estudiando cocina.
Micaela Mostaza tiene 18 años y muchas ganas de comenzar a ganar su propia plata. Apenas terminó el secundario se inscribió en el curso de Gastronomía y Alta Repostería. “Lo bueno es que los cursos no duran más de dos años y uno puede comenzar a trabajar incluso antes de recibirse”, dijo la joven.
Para Margarita Vargas, estudiar cocina es un cable a tierra. Tiene 36 años y es docente, una profesión a la que catalogó de estresante. “Cocinar me relaja, por eso quise seguir gastronomía. Me ayuda a superar los malos ratos que pasamos los docentes, pero también me da la oportunidad de cambiar de profesión o, al menos, de incrementar mis ingresos. Está muy bueno”, dijo la mujer. “No voy a dejar la docencia, pero también quiero dedicarme a la gastronomía así que pienso ser chef a domicilio para que la gente me contrate cuando tenga un cumpleaños, reunión o cualquier evento. Creo que es un buena alternativa y también novedosa”, agregó.
Por su lado, Diego Vega contó que el mes que viene comenzará a tomar clases de cocina en la escuela Blazquez un grupo de empleados bancarios. La institución en la que trabajan les pagó el curso como una estrategia para evitar el estrés laboral.
En crecimiento
El boom mediático fue un incentivo para que la tendencia de estudiar Gastronomía fuera en crecimiento, al menos para los responsables de los institutos de capacitación. “Desde el 2012, cuando los programas de cocina fueron ganando la pantalla, comenzamos a notar un incremento en la cantidad de alumnos. Antes de ese año no teníamos más de 150 y ahora son 388”, dijo Laura Zavattieri, del Instituto Gastronómico Argentino (IGA).
En la Escuela Borja Blazquez también hay más alumnos que hace un par de años. Pasó de 50 a 130, según dijo Diego Vega.
El hombre agregó que otro incentivo para este crecimiento es la duración de los cursos (dos años) y la flexibilidad horaria, ya que la mayoría de los institutos ofrecen la posibilidad de cursar de mañana, siesta o tarde para que cada alumno pueda tomar las clases sin descuidar el trabajo o sus demás actividades.
En el Instituto San Nicolás de Bari hay actualmente 60 alumnos, la mitad más que hace dos años. En su mayoría son jóvenes que no superan los 23 años y que quieren dedicarse de lleno a esta profesión.
Otro dato que se puede corroborar con asistir a cualquiera de las clases en estos tres institutos, es que la cocina dejó de ser exclusivamente un tema de mujeres. En la Escuela Borja, el 60% de los alumnos es hombre y el 40%, mujer. En tanto que en el IGA, la proporción es 50% y 50%, al igual que en el Instituto San Nicolás de Bari.

