Hace un par de semanas estaba intacto. Lo habían limpiado desde su base hasta la punta de los dedos en alto de la estatua de San Martín y también habían arreglado todo el predio que lo rodea. El objetivo era que el monumento al Padre de la Patria estuviera reluciente en la previa al Cruce Sanmartiniano. Antes, para el acto de la muerte del General que se hizo en agosto pasado, lo habían arreglado en su totalidad. Pero las refacciones duraron lo que dura un suspiro: ahora el monumento más grande que tiene el Parque de Mayo, ubicado en la entrada por Libertador pasando Las Heras, muestra la triste decoración del vandalismo, que en esta oportunidad lo arrasó con frases y nombres pintados en aerosol.

El daño fue hecho para ser observado desde lejos. Como una especie de marca de territorio, Erik, Ema, Gus y David dejaron asentados sus nombres junto a un símbolo en las paredes de mármol que recubren la base que sostiene la gran estatua de San Martín y su caballo. A un costado, en el muro donde están las placas, Juanita, Mark, May y Andy dejaron sus firmas y, junto a ellas, varias frases alentando el consumo de droga. Y las pintadas no son el único acto de vandalismo: recuadros vacíos y despintados en la pared son la evidencia de la ausencia de algunas placas que fueron removidas a la fuerza.

"Es un cuento de nunca acabar. Es una cuestión de cultura y nosotros no podemos hacer nada contra eso más que limpiar y arreglar los desastres que hacen", dijo resignado Pablo Zabala, director de Arquitectura, entidad oficial encargada del mantenimiento del Parque de Mayo. "Los primeros días de agosto del año pasado arreglamos todo para que estuviera en condiciones para el acto del 17. Limpiamos, pusimos plantines, luminarias y pintamos. Los plantines no duraron ni 30 días, los fueron robando de a poco. A lo demás, lo tenemos que estar arreglando permanentemente", agregó Zabala.

Este nuevo daño, según el funcionario, será remediado mañana. "Hoy no, porque es cuando más destrozos deja la gente que visita el Parque", dijo ayer Zabala. Para ello, una cuadrilla de Arquitectura se encargará de remover las pintadas con tinner y ácido.