Hasta hace dos meses, la vida de la familia Subire era normal. En un momento, un perro de edad mediana apareció en el terreno donde tienen su casa, en Chimbas. Al principio el animal no se acercaba, hasta que comenzó a ganar espacio. Hoy, la familia está presa en su propia casa porque el perro, que es agresivo, no deja que nadie pase por el sector donde él vive. "Pedimos ayuda a la Policía Ecológica y no recibimos nada. No queremos sacrificarlo, ni sedarlo para tirarlo en otro lugar. Eso sería traspasarle el problema a otras personas", dijo Leonardo Subire.
La familia es casera de una fábrica que está ubicada en lateral de Ruta 40, a metros de callejón Blanco, en Chimbas. El terreno es enorme y tiene un sector que está siendo edificado y que está separado de la casa y de la fábrica. Ahí es donde apareció el animal. "Antes nosotros pasábamos para ese sector a regar las enredaderas con las que está cerrado el terreno, pero ahora no podemos porque el perro no nos deja ni abrir la puerta. Mi hija jugaba ahí y ahora no puede pasar", dijo Yésica Vergara, la esposa de Leonardo y comentó que en ocasiones el perro intentó pasar para el otro sector donde ellos tienen sus mascotas y que eso les da miedo. Incluso, en el instante que alguno de los otros perros de la casa se acerca a la división, el perro abandonado no para de ladrar y mostrar sus enormes dientes. Lo mismo hace cuando cualquier persona pasa por el lugar.
La familia comentó que al principio ellos alimentaron al perro porque les dio pena porque estaba solo, pero ahora hay veces que ni eso pueden hacer. "A nosotros los animales nos encantan, tenemos varios perros adoptados, pero con éste no podemos ni darle agua por momentos. Me da miedo que mi hija se venga para esta zona de la casa y el perro la ataque. Ella es autista y ama los perros, pero este es peligroso", agregó Yésica y comentó que ellos debieron hasta reforzar el alambrado que limita con la vereda porque el animal en ocasiones salió a ladrar a la gente que pasa por ahí. "No queremos que lastime a nadie y que nadie lo lastime. En la Policía Ecológica nos dijeron que lo sacrifiquemos, pero no podemos hacer eso porque es un perro que está sano. También pedimos ayuda a algunas protectoras, pero están desbordadas y nosotros ya no sabemos qué hacer", agregó la mujer y dijo que los dueños del terreno donde ellos viven estaban edificando, pero ahora ni siquiera pueden entrar camiones a descargar la tierra y otros materiales de construcción. "No deja que la gente esté en el lugar y ya el problema nos está afectando mucho, porque no se puede seguir ni con el trabajo", concluyó.