Como una excusa para salir con amigos e incluso la familia, el Día del Estudiante no ofreció las postales de los últimos años, de chicos con equipos de música peleando por cuál sonaba más alto entre las carpas o bailes desenfrenados o grupos alrededor de las parrillas. Esta vez, jugaron al vóley y al fútbol, se vieron más familias que chicos y algunos campings que eran puntos fijos para celebrar ayer eran silenciosos testigos de otras primaveras. El camping de Ullum y el Parque de Albardón fueron los sitios que mostraron mejores postales de gente, pero fueron más de domingo que Día del Estudiante. Para quienes trabajan en los campings y sitios concurridos, aparentemente esta vez muchos jóvenes optaron por las fiestas privadas, en fincas y casas particulares, antes que lugares abiertos al público.
El camping de Pocito ayer tuvo grupos enteros de padres e hijos disfrutando las propuestas de juegos y shows que organizó el municipio, mientras que la cancha de fútbol fue el refugio de los menos edad. Si bien el camping de Rivadavia mostró más adolescentes, en algunos momentos de la siesta hubo más policías y guardias de seguridad que gente, aunque luego los asistentes se volcaron a la zona del escenario para acompañar a las bandas.
El camping de Ullum sí ostentó una importante convocatoria. Los niños y adolescentes aprovecharon las canchitas de fútbol y vóley; y los más grandes y las familias buscaron las sombras de los árboles para seguir el Pre Fiesta del Sol, el concurso de bandas para poder actuar en la celebración provincial. Por su parte, en los complejos del perilago, el movimiento de jóvenes no fue significativo, lo mismo que en Zonda. Por ejemplo, el camping de Villa Tacú, hasta hace poca primaveras abarrotado de miles de chicos, ayer apenas tenía unos pocos visitantes.
Albardón, en tanto, tuvo en su parque a centenas de personas, en un público que mezcló familias con jóvenes, que pasaron la tarde tomando mate y escuchando a las distintas bandas.
