El caso del abogado, que el martes pasado se subió a su auto y así evitó que la grúa se lo llevara por estar mal estacionado en Mendoza pasando Mitre, sirvió de inspiración para otro infractor ayer. Pero la táctica le salió mal. Tal como el primero, el conductor de un Volkswagen rojo vio que la grúa le había enganchado el vehículo por estar estacionado en un lugar prohibido. Sin perder tiempo, rompió la faja de infracción, abrió la puerta y se metió, para argumentar que si se lo llevaban, sería privación ilegítima de la libertad. Pero intervino la Policía, discutieron y le dijeron que si no se bajaba, lo llevarían preso. Resultado: el hombre siguió su camino a pie, y su auto fue a parar a la playa de infractores.
Sucedió alrededor de las 9 de la mañana, en Tucumán pasando San Luis. A los pocos minutos, la batahola era tal que la gente que pasaba por la vereda le gritaba al infractor que no se bajara, que hiciera lo mismo que el abogado del caso anterior. La Policía se repartió entre las respuestas al público improvisado y las advertencias al conductor. Y un argumento tuvo peso suficiente: romper la faja, le dijeron, era una falta grave contra la autoridad y lo podían llevar a la comisaría por ese motivo. Bastó para que la discusión terminara ahí mismo y la grúa se llevara su presa, algo que al propietario le costará hasta 100 pesos de multa, otros 100 por la remoción y 1,25 por cada hora con el vehículo en la playa.

