Sarmiento y San Luis

Era tan convulsionado el clima político en San Juan, con la avanzada Federal en la provincia y los enfrentamientos sangrientos entre familiares en guerra, que Sarmiento decidió irse al exilio en San Luis en 1823, a los 12 años, con parte de su familia. La elección del lugar no era casual: en el pueblito puntano San Francisco del Monte estaba, exiliado por sus ideas políticas, el cura José de Oro, tío de Sarmiento. Allí, 3 años después, De Oro y Domingo Faustino (quien en realidad se llamaba Faustino Valentín, pero le decían Domingo en honor al santo venerado por la familia) fundaron una escuela. De esta manera, San Luis era el lugar donde el Maestro de América ponía la piedra basal de la obra por la que más trascendería, el sistema de educación pública. Allí Sarmiento comenzó a dar clases a los niños, pero regresó a San Juan en 1827. Siendo apenas un adolescente, estaba por comenzar a protagonizar la historia.


Sarmiento y San Martín


El padre de Sarmiento, José Clemente, fue un hombre clave en el Cruce de Los Andes para la Campaña Libertadora encabezada por José de San Martín, cuando Domingo Faustino estaba por cumplir 6 años. Sarmiento padre era el principal baquiano del Libertador, además de hombre de su confianza y miembro de su equipo de inteligencia. Toda esa entrega patriótica fue heredada por el hijo, a quien le fascinaba la gesta de San Martín. Sarmiento se propuso conocerlo personalmente y lo pudo hacer en 1846, donde se reunieron por primera vez en Grand Bourg, Francia. Luego vendrían algunos encuentros más ese año y el siguiente, con el Libertador ya muy enfermo. Y tras el fallecimiento de San Martín, fue el propio Sarmiento quien se encargó de recibir los restos en el puerto de Buenos Aires, en 1880, y de pronunciar la oración fúnebre en nombre del Ejército, que incluía esta frase: "Conduzcamos, señores, este depósito al lugar que la gratitud pública tiene deparado".


Sarmiento y Laprida


Los enfrentamientos entre Unitarios y Federales ya habían alcanzado sus célebres picos de crueldad. Entre los primeros estaba enlistado Francisco Narciso de Laprida, quien había colaborado con San Martín y había representado a San Juan en el Congreso de Tucumán que declaró la Independencia en 1816. Laprida participó en un enfrentamiento armado en Mendoza, contra las tropas encabezadas por los hermanos Aldao, enviados del caudillo Facundo Quiroga. En esa misma batalla hacía sus primeras armas, en las líneas Unitarias, Domingo Faustino Sarmiento; era 1829 y tenía 18 años. Sarmiento y Laprida pelearon codo a codo, con fiereza, pero su bando perdió la batalla y se dispersaron. Los hombres de Félix Aldao encontraron después a Laprida, lo tomaron prisionero y lo ejecutaron de inmediato, enterrándolo hasta el cuello en el suelo para que un tropel de caballos le pasara por encima. La versión más extendida cuenta que la cabeza del independentista sanjuanino fue hallada después, pero el cuerpo no.


Sarmiento y Rivadavia


Bernardino Rivadavia, el primer Presidente constitucional de los argentinos, murió en 1845, cuando Sarmiento tenía 34 años. Pero hubo muchos elementos en común entre ellos. El de mayor contenido simbólico es que en 1868, el Maestro de América fue el primer y único sanjuanino en ocupar el Sillón de Rivadavia (como Presidente de la Nación) por el voto popular. Además, Sarmiento hizo varias referencias a Rivadavia en sus publicaciones, y ambos habían llevado adelante un importante impulso a la ciencia y un fuerte apoyo a la minería metalífera en Cuyo. Como pasó con San Martín, Sarmiento se encargó del discurso fúnebre en la repatriación de los restos de Rivadavia, que había muerto exiliado en España. Ya corría 1857 y Sarmiento dijo: "Don Bernardino, esta es la misma patria que dejasteis hace 30 años. Las mismas instituciones la rigen; el mismo espíritu la anima. ¡Estáis con los vuestros! Entrad en ella y reposad en medio de las bendiciones de la posteridad".


Sarmiento y De la Roza


El primer cruce simbólico más formal entre Sarmiento y José Ignacio de la Roza se dio en 1816, cuando el futuro maestro, que sólo tenía 5 años, ingresó a la Escuela de la Patria, fundada por el entonces gobernador De la Roza. Pero el vínculo, en realidad, iba mucho más allá: eran parientes políticos. El gobernador estaba casado con Tránsito de Oro, familiar de los hermanos Fray Justo Santa María (congresista en Tucumán) y José de Oro, sacerdotes y tíos de Sarmiento. Hacia 1818, De la Roza, antes brazo político de San Martín en la provincia, ya tenía serios enfrentamientos con los De Oro, muy vinculados a la Iglesia. Entonces desterró a Fray Justo a Chile, y a José a San Luis. Pocos años después, el propio Sarmiento se iría a San Luis con su tío sacerdote para buscar una educación formal más completa. Y De la Roza sería vencido por sus enemigos (entre ellos el esposo de su propia hermana) en 1820, y desterrado a Perú, donde murió en 1834.


Sarmiento y Mitre


Fue en 1852, ya con una reconocida trayectoria militar consumada, cuando el sanjuanino tuvo una interacción muy importante con Bartolomé Mitre, quien en ese momento tenía el rango de Teniente Coronel. Ambos decidieron unirse al Ejército Aliado, con el que Urquiza había decidido levantarse contra Juan Manuel de Rosas (enemigo acérrimo de Sarmiento). De ahí en más, el entendimiento entre el maestro y Mitre sería perfecto. Tanto, que cuando Mitre se convirtió en Presidente de la Nación, en 1863 nombró a Sarmiento Director de la Guerra y Comandante General en Cuyo. Luego el sanjuanino resultó electo gobernador de San Juan, ese mismo año; pero al año siguiente, Mitre lo nombró Ministro Plenipotenciario y Representante de Argentina en, entre otros países, Estados Unidos. Fue justamente allí donde Sarmiento se enteró de una noticia en 1868: a la distancia, había sido elegido Presidente. Así, recibió el mando de manos de su antecesor, compañero y amigo Bartolomé Mitre, para seguir adelante con el mismo proyecto nacional que éste había iniciado.