Como lo hace habitualmente, Graciela del Pilar Gómez subió al colectivo de la línea 33 y ocupó uno de los primeros asientos. Cuando iban por calle Salta empezó a escuchar unos llantos desesperados y se dio vuelta. En ese momento, vio cómo los padres de un pequeño bebé intentaban reanimarlo. Se acercó rápido, tomó a la criatura de los pies y logró que volviera a respirar. “Dios me puso ahí para ayudarlo, después tanto tiempo, vuelvo a salvar una vida”, relató la mujer de 65 años que lleva 2 jubilada de enfermera.

 

Durante sus años de tarea, trabajó “en casi todos los sectores del Hospital Rawson, incluso en Maternidad”, según sostuvo. Y agregó que “pasan los años, pero uno no pierde los conocimientos necesarios para ayudar a alguien en peligro”.

 

Sobre el hecho, ocurrido alrededor de las 10 del pasado jueves, la mujer recordó que “ellos estaban muy desesperados, pero yo sé mantener la calma en esos momentos. Agarré al bebé que debe tener un poco más de un mes, y le golpeé la espalda. De inmediato empezó a vomitar y una chica me ayudó a limpiarlo. Cuando vimos que estaba bien, se los devolví a sus papás”.

 

Aunque no sabe sus nombres, Graciela comentó que les indicó qué hacer después de que el bebé tomara la leche. “La mamá le había dado al pecho y lo había recostado sin hacerle hacer el provechito, por eso se broncoaspiró. Minutos después, el bebé sonreía y estaba perfecto”, reveló la mujer, que agradeció el haber estado en el lugar y el momento justos.