Antes de la final contra la República Federal de Alemania, Hungría se había mantenido invicta durante cuatro años y tras 32 partidos, de los que había ganado 28. Hungría anotó 27 goles en cinco partidos, récord absoluto en la historia del Mundial. El máximo goleador fue el húngaro Sandor Kocsis, que marcó 11 veces y se convirtió en el primer jugador en superar los diez tantos en el torneo. El estadio Wankdorf de Berna siguió estando maldito para los húngaros. En 1961, Czibor y Kocsis, jugadores del Barcelona, perdieron la final de la Copa de Europa frente al Benfica portugués por 3-2, idéntico resultado que en la final mundialista.
