Tentadores, los bocados valencianos (un suculento sandwich de jamón crudo con tomate y aceite de oliva), se ofrecían a 8 pesos en el stand del Centro Valenciano. A pocos metros, los chilenos servían mote con huesillo a 5 pesos el vaso acompañado con empanadas y muy cerca, el chicharrón de cerdo y el picante de pollo de la Fraternidad Boliviana llenaban el aire con su aroma. Por primera vez, las colectividades tuvieron su festival departamental en Rawson y hubo gastronomía para todos los gustos.

Un inmenso escenario montado en el Parque de Rawson sirvió para que desfilaran por allí todas las expresiones artísticas de las colectividades presentes. Fueron más de dos horas de bailes típicos, canciones y mucha confraternidad, durante las cuales los más jóvenes demostraron que saben cultivar y mantener vivas las raíces de las que provienen.

Los stands, ordenados en semicírculo para que el público pudiera apreciarlos mejor, tuvieron sus particularidades. En el de la comunidad huarpe, ofrecían tortitas al rescoldo por 1,50 pesos, mientras que en el stand de Argentina, el artesano Julio Eber Fonseca exhibía orgullosos sus lazos hechos con tusas de caballo. Y en el de Chile, una gran maqueta blanca reproducía la mina San José, con 33 banderas que representan a los mineros que permanecen bajo tierra desde hace un mes.

También estuvieron presentes los alemanes, ofreciendo vinos artesanales premiados y no faltaron las degustaciones de pisco sour, cerveza y otras bebidas típicas de diferentes países.