Las candidatas a Reina Nacional del Sol pasaron su prueba de fuego: desfilaron ante el público en la Noche de Soberanas, en el Centro Cívico. Arriba del escenario brilló la tranquilidad y la frescura, pero atrás la historia fue otra. El primer desafío fue buscar una solución al problema de los zapatos, que a la mayoría de las chicas les quedaban grandes. La situación generó nervios porque un mal paso sobre el escenario sería fatal. El segundo, ganarle al tiempo, es que en medio de las dos pasadas que hicieron sólo quedaron unos minutos. Los peluqueros, maquilladores y diseñadores trabajaron a contrareloj y las candidatas corrieron para llegar a tiempo, generando un caos de vestidos, peines y cepillos.
El viernes pasado, las candidatas desfilaron ante el público y los miembros del jurado, que tendrán que elegir a la nueva Reina Nacional del Sol, el próximo 27 de febrero. Las chicas llegaron al Centro Cívico a las 20, y se dirigieron a la planta baja, donde habían colocado unas cortinas que delimitaban la zona de camarines.
Al principio, todo se hacía con tranquilidad. Las chicas repasaban lo que iban a hacer sobre el escenario y decían que no estaban nerviosas, sino ansiosas. Pero a las 21, cuando empezaron a cambiarse se presentó el primer problema: los zapatos le quedaban grandes a la mayoría. Por eso, algunas se pusieron unas bandas elásticas que les sostenía el calzado. Otras, optaron por usar plantillas de cartón. Y la candidata de Pocito usó sus propios zapatos plateados. La que tuvo un problema diferente fue la candidata de Santa Lucía, a ella los zapatos le quedaban chicos y tuvo que sufrir con los pies apretados durante el evento.
Antes de subir a la pasarela, uno de los diseñadores les dijo: "Basta, no piensen en los zapatos, piensen en cómo se ven". Con ese consejo y deseándose suerte, las chicas caminaron hacia el escenario. En ese momento, apareció un nuevo inconveniente: el tiempo.
Sólo tenían 13 minutos para ponerse los vestidos, cambiarse el peinado y retocarse el maquillaje. Las que estaban más complicadas eran las candidatas de Albardón y Angaco, que serían las primeras en subir al escenario. Los zapatos volaron ni bien bajaron del escenario y todas corrieron al camarín. Los diseñadores y los peluqueros trabajaban en simultáneo. Así, mientras las candidatas de Albardón y Angaco caminaban lentamente ante el público, el camarín eran un caos de vestidos que volaban, chicas que corrían, técnicos que gritaban para que se apuren y peines que se movían sin parar.
Al final, todo salió bien. Después del apuro y los inconvenientes, la presentación fue un éxito. Y por eso, al bajar del escenario, todo el equipo aplaudió, hubo felicitaciones y abrazos. Y la mayoría de las candidatas lloró de emoción por haber superado su primera gran exposición pública.

