La Fundación Ópera de San Juan llevó adelante una completa producción que involucró a 26 coreutas, 13 solistas, 45 músicos y más de 10 bailarines para el armado de esta obra. Se utilizaron más de 38 trajes confeccionados especialmente para espectáculos de ópera con el estilo original del renacimiento italiano que gran parte fue traída de Buenos Aires. En la hora previa a la función, se vive un ritual especial en los camarines entre bailarines, vestuaristas, músicos, intérpretes y asistentes. Mientras los solistas calientan las cuerdas vocales, el ballet ajusta y prepara sus trajes. El maquillador Alejandro Damián ajusta los últimos detalles para resaltar el rostro de los personajes. Por los pasillos ubicados detrás del escenario, se vive un clima libre de nervios pero con mucha ansiedad. Para liberar tensiones, hacer bromas, tomarse fotos y hacer ejercicios siempre son oportunos.
