“Mi experiencia de tantos años en la Policía, en la que generalmente ves de todo, especialmente accidentes, y tenés que convivir permanentemente con la muerte, es como si me hubiera colocado una coraza a modo de protección ante tantas situaciones horribles con la que se convive”. “Es un dinero que no daba margen para una especulación mezquina, era la plata del seguro y nos obligaba a darle un destino especial. Lo conversamos en familia y surgió la idea de destinarla a la construcción de un templo. Y como el frente de esta casa de Dios da a la precordillera, donde se observan picos eternos nevados, encontramos como familia una linda simbología de unión perpetua al Creador, a nuestros muertos y a la familia cristiana del lugar”. “Después de que esté lista la capilla podré llorar a Flavio, ya que hasta el momento no lo pude hacer, aunque sí lo hice con Denis, y estaré contento porque una casa de Dios abrirá sus puertas y mis hijos, entonces, solamente entonces, estarán felices junto a Dios”.
