La apertura del comercio, la vuelta casi total de los empleados públicos, más industrias que volvieron al ruedo y, como era de esperar, los colectivos iban a tener más demanda. Efectivamente pasó y los usuarios se enojaron porque los micros pasaban "llenos" -cupo de 22 pasajeros- y las paradas se cargaron de gente que veían circular unidades.

"Empecé hoy a trabajar, llegué temprano a la parada y pasaban los colectivos de largo. Todos los que estábamos acá estamos en la misma", contó Matías Sánchez, usuario del 6 o 14, que circula por Avenida Libertador. "Sabían que iba a pasar esto y ¿nadie se dio cuenta que debían poner más unidades o dejar subir más gente?", agregó, indignado, Sebastián, empleado de comercio.

 

 

 

Cuando algunos de los colectivos se detenía, el chofer controlaba desde el espejo retrovisor que sus asientos se llenen para ponerle coto al ascenso y decirles que deben esperar la próxima unidad. "El 27 pasó de largo ya dos veces, un desastre", apuntó Celia Corzo.

Los retenes en las calles de la policía dejaban pasar a la mayoría de los colectivos, probablemente para agilizar el tránsito pero dejando de lado el control de las unidades.

Si bien se anunció que la frecuencia de los colectivos iba a aumentar a tono con el mayor flujo de gente, a las claras la medida resultó escasa. El pico de demanda se notó entre las 8:30 y 10:30, que creen se repita en otros horarios.