La pelota recorrió la impecable alfombra verde del Estadio del Bicentenario. Silencio total en el lugar. Sólo, manos que se movían y jugadores que resistían bajo el Sol intenso del mediodía. Sin insultos a toda voz ni gritos desde las tribunas, los de ayer fueron partidos diferentes. Es que por primera vez se realizó en el país el Campeonato Nacional del Fútbol Silencioso, es decir, con equipos formados por sordos e hipoacúsicos, que en su mayoría no pueden hablar y se comunican con lengua de señas. San Juan fue sede y se jugó en Pocito.

Seis equipos de San Juan, Tucumán, Santa Fe, Rosario y Córdoba, se congregaron en el estadio para este desafío. Pero el panorama fue diferente al que se vive cada vez que se juega un partido en ese lugar. Señas y silencio predominó en los pasillos y hasta en el campo de juego donde los futbolistas dejaron hasta el alma. Los encuentros comenzaron bien temprano e hicieron un parate cerca del mediodía cuando el vicegobernador Sergio Uñac llegó hasta el lugar para realizar la apertura oficial del evento que contó con el apoyo de la Municipalidad de Rawson, con la Dirección de Personas con discapacidad, la Asociación de Sordosmudos de San Juan, La Legislatura de la Provincia y la Federación Nacional de Fútbol Silencioso. Ese fue uno de los momentos más emotivos ya que hasta el himno Nacional fue cantado con lengua de señas.

Muchas familias fueron a hacer el aguante de los jugadores, especialmente a la selección sanjuanina que usó camiseta de color blanco, azul y rojo. El equipo fue liderado por Juan Pablo Nehin que además integra el seleccionado argentino de fútbol de sordos. “Es un orgullo representar a mi provincia. Más, jugar en este lugar que tiene su mística y por el que pasaron los mejores jugadores. Es emocionante ver lo que está sucediendo y que esta provincia se transforme en pionera de esta clase de campeonatos”, dijo Juan Pablo.

Tanto los anfitriones como los visitantes quedaron sorprendidos por el estadio. Fue así que en su discurso, el organizador a nivel nacional destacó la cancha y dijo, con lengua de señas mientras una mujer interpretaba sus dichos, que jamás imaginó jugar en una cancha de semejante envergadura y que era un honor poder pisar ese césped.

No sólo se trató de una serie de partidos de fútbol. La camaradería post partidos y el compartir con la familia una jornada, hizo que el encuentro tuviera sus matices. Muchos de los jugadores llevaron a sus hijos y hasta fueron abuelos y padres para verlos jugar. Alguno soportaron el Sol desde las tribunas. Pero la gente más grande optó por quedarse en el ingreso donde hay vidrios y desde allí la panorámica de la cancha es impagable.

Los partidos comenzaron por la mañana y en la siesta descansaron para volver con la actividad por la tarde. Según la agenda de la organización para el día de hoy se espera una jornada similar.