El país se dividió. El Congreso de la Nación también. Como sucedió en 2018, el proyecto de legalizar el aborto en Argentina obtuvo primero media sanción en la Cámara de Diputados, luego de escuchar voces de los sectores +verde+ y +celeste+ durante meses y de convertir al país en escenario de enfrentamientos ideológicos, jurídicos y éticos en torno a este tema. Pero, a diferencia de aquella oportunidad en que el Senado le puso luz roja a la iniciativa, en la madrugada de ayer le dio esa otra media sanción y así se convirtió en ley el aborto voluntario, gratuito y seguro para mujeres desde 16 años (o desde 13 con el permiso de los padres) y con un máximo de 14 semanas de gestación.

San Juan fue parte de las manifestaciones a favor y en contra de esta ley desde el principio. La Iglesia, comandada por monseñor Jorge Lozano, encabezó el rechazo al proyecto enviado por el gobierno de Alberto Fernández; en sintonía, hubo varias marchas hasta la Plaza 25 y, a la hora de votar, sólo 1 de los 6 diputados nacionales sanjuaninos adhirió a la norma, en tanto que los 3 senadores por San Juan votaron en contra. En una encuesta online realizada por este diario, además, poco más del 65% se resistía a la iniciativa. Pero también hubo manifestaciones, marchas y actos frente a la Legislatura local por parte del sector que salió a expresar su apoyo al aborto legal y gratuito, tal como sucedió en el resto del país.

La nueva ley patea el tablero jurídico argentino de forma inédita, con las consiguientes réplicas en la vida social argentina. El sector que celebró la aprobación sobre el cierre de 2020 sostiene que representa un avance fundamental en la conquista de los derechos de la mujer. Su contraparte aduce que esto no soluciona el problema de los abortos clandestinos, elimina una vida para cuidar otra y termina agravando la división que ya hay entre los argentinos.