Ulises Carmona se sumó a una trágica lista de chicos que perdieron la vida producto de descargas eléctricas. El pequeño es el tercer menor de edad electrocutado este año y al menos el 16to en la última década, de acuerdo a los registros periodísticos de DIARIO DE CUYO. La mayoría de estas muertes se produjo por imprudencias ajenas, al tocar conexiones irregulares o clandestinas realizadas por adultos, y en menor medida por travesuras.
El estremecedor caso de Ulises tiene similitud con uno sucedido en 2005. El 4 de agosto de aquel año, un chico jugaba en la vereda de casa con un cable atado a una piedra. En uno de los lanzamientos alcanzó los cables de electricidad que pasan por calle Rodríguez, a metros de Necochea, Chimbas, y Roberto murió camino al hospital. Apenas tenía 14 años.
Ese 2005 fue el año más trágico porque hubo cuatro chicos electrocutados: Alejandra, de 3 años (tocó unos cables electrificados de una conexión clandestina en la ex Villa Montes Romaní); Gabriel, de 10 (perseguía pajaritos cuando se apoyó en un tirante de acero de un poste, en Caucete); Cristian, de 17 (intentaba bañarse con agua de un calefón eléctrico, en Pocito); y el caso de Roberto.
Estos cinco meses de 2015 lo siguen en cantidad, pues ya se cobró tres vidas. Es que el deceso de Ulises se sumó a la muerte de Luis y Thiago (ver aparte).
Por otro lado, en agosto de 2006 falleció Brisa, de 3 años. Jugaba con unos nenes cuando tocó un alambre que llevaba ilegalmente electricidad a una casa. Los vecinos, indignados, luego destruyeron esa vivienda.
El 29 de agosto de 2007 murió Jhonny Flores, de 17. El chico estaba de visita en lo de un familiar y se electrocutó al intentar sacar una camisa lavada que el viento había arrojado dentro del cerco perimetral de un transformador.
El 30 de noviembre de 2008 falleció una bebé de 7 meses. Se llamaba Roxana y vivía en Pocito. Su abuela recibió una descarga eléctrica del lavarropas y su hija, con la bebé en brazos, corrió a ayudarla pues pensaba que estaba sufriendo una convulsión. Como la criatura estaba al final de esa cadena humana, se llevó la peor parte.
El 13 de enero de 2010 murió un chico de 15 años al recibir un golpe de corriente aparentemente por la conexión precaria de una bomba de agua en un lavadero de Villa Hipódromo, Rawson.
Otro adolescente de 15 años, Pablo, se electrocutó al tocar un alambre electrificado a propósito para evitar hurtos en una casa de Chimbas, en un caso recordado. Fue el 13 de abril de 2011.
La Policía dijo que el joven estaba robando y la familia adujo que había ingresado a esa propiedad a buscar una pelota (que nunca encontraron). Lo concreto es que hubo una batalla entre los allegados al adolescente, que vivía en el barrio San Francisco II, y los efectivos policiales. Luego allí construyeron la sede de la Regional Norte.
El 12 de noviembre de 2012 otra criatura de 3 años se electrocutó al tocar unos cables pelados en el techo de una casa, al que había subido en un descuido de la familia. Se llamaba Angelo y estaba de visita en lo de unos parientes en Marquesado.
En 2014 hubo dos casos. El 4 de noviembre, Kevin, de 13 años, trataba de sacar una pelota que cayó al techo de una casa en la Villa Juan Pablo II, Chimbas, trepó por el caño de un medidor de la luz y sufrió una descarga letal. El 23 de diciembre, Emmanuel (17) desagotaba una pileta usando una bomba sumergible y ese artefacto le dio una descarga eléctrica que lo mató en el acto.
Por su parte, el 9 de febrero de 2014, Paul murió en el techo de su casa aparentemente mientras se escondía para fumar. Tocó los cables de una conexión que llevaba electricidad a unas máquinas de un taller que funcionaba en el fondo. Apenas tenía 13 años.

