Cultura cervecera. El salón parroquial de Santa Lucía estuvo a tope de gente degustando cervezas cervezas artesanales de una firma local y aprendiendo características de esta antiquísima bebida. 

 

Levantar la copa para apreciar las tonalidades del líquido, identificar sus aromas y luego distinguir sus sabores fue el ritual que los 120 aprendices de catador realizaron en 4 ocasiones en el salón parroquial de Santa Lucía. Pero no fue una cata más en la tierra del vino, ya que esta vez se trató de conocer un poco más del abanico de las cervezas artesanales, una tendencia afianzada a nivel internacional y que está dando sus primeros pasos en San Juan.

“Fue un éxito total. Se vendieron las 120 opciones disponibles y hubo más demanda todavía”, afirmó Jimena López una de las organizadoras de la cata realizada en el marco de los 25 años de la creación del colegio parroquial de Santa Lucía.

Fueron los alumnos de la orientación ‘Ciencias de la Alimentación’, quienes fueron sirviendo en las copas las cuatro variedades de cerveza que se degustaron, mientras Marcelo García, el brew master, iba describiendo sus características.

De las más livianas a las más intensas, los 4 tipos que se apreciaron en la noche fueron: Kölsch, una rubia muy ligera; Scottish Export, hecha con maltas especiales con aroma y sabor a frutos secos; Cream Stout, una típica cerveza negra con presencia de café y chocolate; e IPA, una intensa amarga.

Previamente García hizo un repaso por la historia, proceso de elaboración, el maridaje y diferencias entre la cerveza artesanal con la industrial, entre otros temas. En las mesas, para 8 personas, además de agua y galletitas para ‘limpiar’ el paladar entre una cerveza y otra, se exponían 4 tipos de malta y el lúpulo, las materias primas además del agua para la elaboración de la bebida.

Declarada de interés social y cultural tanto por la Cámara de Diputados como por el Concejo Deliberante de Santa Lucía, la cata fue la primera ocasión que se realizó con esta bebida, un día después que la hecha con vino.
Para que la reunión tuviera otros disfrutes, el ballet Granada y Carlos Rojas se adueñaron del escenario luego de la exposición.

Y como última función, como la carta escondida debajo de la manga, el postre también se sirvió en una copa, que contenía helado de cerveza.