Máquinas y herramientas obsoletas en un edificio precario. Normas de sanidad mínimas e insuficientes. Olores nauseabundos que por más de 30 años son un problema para los vecinos. Son sólo algunos de los tantos signos que ponen a la luz que la vida útil del viejo Matadero Municipal está llegando a su fin. Faena tan sólo tres días de la semana a un promedio de 130 vacunos por día, casi unos 400 mensuales (en 1996 eran unos 900), apenas unos 50 cerdos por mes y esporádicamente -a fines de cada año generalmente- ganado caprino, es la tarea que realizan unos 100 empleados. “Estamos a raya, es muy difícil tener ganancias en un edificio que está obsoleto. Sabemos que apenas se cumplen con las normas mínimas de sanidad, está realmente muy deteriorado”, reconoció Jorge Cerdera, coordinador de gabinete a cargo de Secretaría de Servicios de la Capital. Al municipio le demanda casi $2,5 millones anuales mantener en funcionamiento el matadero y cada gestión que pasó por el municipio intentó reflotarlo, pero los intentos no tuvieron éxito y siempre terminó siendo una carga para las arcas capitalinas. Ya en marzo del 2004, el entonces intendente Enrique Conti ante la reiterada queja de los vecinos del matadero hartos de los olores y desperdicios que generaba, amenazó con cerrarlo pero luego las voces se acallaron y todo siguió igual.
