En el corazón de la localidad rivadaviense de La Bebida, que surgió gracias a la actividad industrial que produjo la instalación de una fábrica de cemento hace varias décadas, hay un templo que está a punto de convertirse en parroquia. Acaba de recibir la denominación eclesiástica de cuasi parroquia Nuestra Señora del Rosario de Andacollo y como administrador parroquial fue nombrado el padre Carlos Campillay. La de La Bebida es cuasi parroquia porque tiene faltantes edilicios y de identidad, que se van resolviendo lentamente, pero que no impiden que funcione. Se estima que antes de un año ya debe tener todas las condiciones para ser designada parroquia. Esto sucedió porque la comunidad católica de ese lugar creció abruptamente desde la década del "90. La cuasi parroquia nació como una capilla que construyeron los obreros de la fábrica de cemento, con el material que donó Amalia Fortabat, entonces propietaria de Loma Negra.
Fue el 17 de diciembre de 1988 cuanto el templo abrió sus puertas. En ese momento un grupo de padres vocacionistas (misioneros) se hizo cargo del lugar. Pero a nivel institucional, la capilla dependía de la Parroquia de Marquesado y sólo se hacían celebraciones esporádicas. Esto es lo que cambió desde hace unas semanas, ya que el padre Carlos Campillay está de manera permanente en la iglesia. Desde el Arzobispado estiman que en menos de un año se convertirá en parroquia. Es que para que esto suceda, el lugar debe tener al menos un salón parroquial y debe funcionar allí una sucursal de Cáritas y de la Acción Católica. Ahora están preparando la casa, contigua al templo, donde vivirá el padre Campillay. "Es un cambio para mí, pero ya conozco a la gente y es una comunidad hermosa. Nos va a hacer bien a todos", dijo el padre Campillay.
La que vio surgir y crecer este templo fue la hermana Eve, que pertenece a una congregación brasileña llamada Hermanas Voluntarias Cristo Rey. Junto a otras religiosas, evangelizan la zona de La Bebida desde 1988. "Cuando llegamos había unos 4.000 habitantes y hoy hay cerca de 18.000. La instalación de asentamiento y Lotes Hogar cambió por completo la fisonomía del pueblo y es por eso que necesitan más que una capilla", contó la hermana Eve. El lote donde está el templo fue donado por unas monjas y Amalia Fortabat donó más de 500 bolsas de cemento para levantar el edificio. Fueron los mismos vecinos de La Bebida, que además trabajaban en la fábrica Loma Negra, los que se encargaron de la construcción. A cambio, las monjas les dieron de comer durante todo el tiempo que demoró la obra. Desde entonces la denominación que recibía era la de capilla y la mayoría del tiempo permanecía cerrada porque no había un sacerdote permanente. Además para celebrar casamientos, bautismos o comuniones, había que acudir a la parroquia de Marquesado. Y todo eso se modificó desde que se convirtió en cuasi parroquia.

