La mara, integrante de la fauna del Parque Ischigualasto, se siente protegida por los turistas. Es una exagerada síntesis de la conclusión a la que arribó un grupo de investigadores de la Facultad de Ciencias Exactas Físicas y Naturales de la UNSJ y del Conicet.

La mara es el segundo roedor más grande del mundo y el más veloz. Habita exclusivamente en Argentina 8zonas áridas y semiáridas) y es una especie considerada vulnerable (La instancia previa a ‘Peligro de extinción’) y ya ha desaparecido en algunas provincias, como Buenos Aires, obviamente con participación humana incluida.

Pero en Ischigualasto sucede otra cosa. El estudio se realizó antes que la pandemia frenara al mundo y los investigadores concluyeron que las maras prefieren habitar en las zonas aledañas al circuito turístico del predio de 60.000 hectáreas que en sitios más alejados. ¿La razón? Sus depredadores, con el puma a la cabeza, eligen alejarse de las zonas donde hay humanos.

Amenazada. La población de la mara se redujo un 30% en los últimos 10 años por lo que hoy en el país es considerada ‘vulnerable’.

Así, el efecto del turismo en esta especie terminó siendo una grata sorpresa para los autores de la investigación: Verónica Beninato, Stella Giannoni, Natalia Andino, Carlos Borghi y Mauricio Pérez.

Giannoni destacó a DIARIO DE CUYO como “sumamente importante, que hoy se cumple con los objetivos de conservación del área protegida y de una actividad turística. Por lo tanto es turismo sustentable”.

La doctora aclaró que el estudio se hizo en el contexto de una carga turística de 80.000 personas al año y detalló la técnica de investigación. Como es difícil determinar la cantidad de individuos porque es un animal muy escurridizo, los investigadores recolectan sus ‘signos’: la huella con la cola que dejan en el suelo, las heces y orina, principalmente.

Signos: Huellas y heces de maras en el Parque.

Cubrieron una determinada distancia cerca del circuito turístico (entre 30 y 150 metros delcircuito) y otra igual, más lejos (de 1.500 a 2.000 metros). Con la cantidad de signos detectados utilzaron modelos estadísticos para deducir donde hay más y menos animales y se encontraron con que las maras usan más las áreas cercanas al circuito turístico, que las alejadas. “Es un efecto positivo indirecto, porque el turismo ahuyenta al puma y ayuda a la supervivencia de la mara”, sostuvo.

También aclaró la importancia de la relación con la flora, ya que observaron que las maras prefieren habitar en los bosques de algarrobo. “Y esta especie de árbol se está talando en Mendoza y San Juan. Sería importante transmitir la importancia de este bosque nativo”, agregó.