Elegido por decisión vecinal, San Pantaleón es el patrono de Colonia Rogelio Fernández, un poblado rural del distrito Dos Acequias, en el departamento San Martín. Y desde hace poco más de 20 años que vive "cariñosamente de prestado", como dicen en el lugar, en una capillita que antes fue sede de la unión vecinal y que previamente fue una escuela, la Número 142. Por eso la construcción de adobes y galerías con palos rompe el molde tradicional de los templos. No hay una cruz en lo alto o un campanario, el patio tiene amplias galerías de cañizos y maderas y aún se conserva el viejo mástil en el que izaban la bandera.

"Cuando llegó el santito, lo pusimos en este salón que era la unión vecinal y acá le hacíamos misa. Pero el cura nos pidió que sería lindo que tuviera su propio lugar, así que mudamos la vecinal y la dueña de esta finca, Amalia Gálvez de Gutiérrez, le prestó la casa al santito. Ella siempre dice mientras viva, la capillita va a estar siempre acá", relató Chiquita Orozco, vecina y cuidadora del templo.

El salón es largo y alto, con varias puertas de doble hoja, que eran los accesos a las aulas (separadas entonces por cartón prensado). El piso es de cemento y aún se mantiene algunas de las sillas de madera y totora originales, ya que la capilla tuvo bancos hace muy poco tiempo, gracias a un promesante de Rawson.

La imagen de San Pantaleón está a un costado del altar, mientras que una tela pintada con un Jesús tapa una de las puertas en la pared posterior, también usada en tiempos de la escuela y la vecinal. "Al principio teníamos una virgencita y le rezábamos las mujeres, pero cuando decidimos tener nuestro patrono, hicimos una votación entre los vecinos y ganó San Pantaleón. De eso ya pasaron más de 20 años y aunque en las misas somos poquitas, a veces cinco mujeres, el cariño y la fe por el santito sigue siendo tan grande como el primer día", dijo Chiquita.