Solamente cuando el hombre "ha podido llegar a ver” realmente quién es ese ser que tiene frente así y descubrir la buena persona que es y su amor incondicional por cada acción que realiza, logra comprender el amor de la novia. Más aún cuando lo ha interpretado es incapaz de faltarle el respeto alguna vez.
Suerte de aquel hombre que atento pudo darse cuenta a tiempo y expresar por sí mismo la frase ¡por siempre novios! sorprendiendo a su amor y estando en su permanente compañía.
Esta introducción a la capacidad de amar o bien al "amor por convicción” es lo que las parejas de hoy necesitan para observar y reconocer que tanto uno como el otro fueron hechos para el mutuo afecto y la sana comprensión que se realizará en el querer por un hijo.
Pero la realidad nos dice muchas veces lo contrario y la falta de respeto y el usar al otro con fines egoístas ha cegado la medida del mismísimo amor que ha tornado la relación, solo en pasión. Así fue cuando nació la desmedida e inconmensurable atracción que llevó aquella hacia lo sublime e hizo escribir al poeta, el enamorado o el "hombre por siempre” lo que sentía al amar y que olvidándose en el tiempo de lo importante que es ser querido y amado ha llevado al mismo amor de esa mujer a lo extraordinario, más excelso y afectuoso cariño, sin comprender simplemente que con su sola compañía presentaría la ternura misma en su sentir de corazón.
Hombre de hoy ¿Qué demandas de tu compañera, de tu novia, de tu mujer, de la madre de tus hijos o quizás de aquella simplemente conocida? Aquello que te hace sentir bien fuese lo que fuese o quizás la imposible renuncia a tus limitados y cortos "deseos” que pertenecen al único y ansiado momento que tú quieres.
Respetar a una novia es atribuirle el carácter de tal, porque no te pertenece, no es tuya como objeto, cosa, ni siquiera como persona, porque el amor es libre y no está condicionado por nada y nunca lo estará, porque si verdaderamente amas, el te encontrará en la persona de ella. Pero no será una virtud tuya ni tampoco un mérito ganado sino la simple condición humana de haber respetado, considerado y acompañado por siempre al ser amado.
Ser novios por siempre es la señal del eterno amor, aquel por el que alguien como solo Jesucristo supo demostrar pues Él mismo lo enalteció extendiéndolo hasta que la muerte los separe.
Tenemos una cita, la de reconsiderar el amor y respeto por la novia. No dejemos de asistir y aún estando no perdamos la oportunidad porque "el amor es no tener nada y saber que lo tengo todo”. Porque respetar a la novia es amar por convicción, es decir, por dos veces no sólo por el sentimiento sino además por la razón. Prepárate constantemente, reflexiona, explora tu interior. Descubre quien eres realmente, mírate a ti mismo antes de mirar a tu novia, ya sea que no estés comprometido o estés casado y cuando lo logres recién ahí comenzarás a sentir el verdadero amor e incondicional respeto, aquel que tu creísteis que comenzó con la atracción, continuó con la pasión y termina por los deseos.
(*) Filósofo, pedagogo. Orientador escolar, escritor.
