Sergio Jofré cree en el destino. Dijo que por ’algo’ Dios quiso que el pasado 18 de agosto, a las 7 de la mañana, pasara por frente de una casa en el barrio FOEVA justo cuando había comenzado a incendiarse. No dudó en ingresar a la vivienda para prestar ayuda, sin pensar en el peligro que podía correr. Logró apagar el fuego antes de que se volviera incontrolable. Es recolector de residuos en Rivadavia y por este gesto solidario y de gran valor recibirá un reconocimiento por parte del Municipio.

Aún no amanecía y Sergio ya estaba recorriendo las calles de este barrio, para sacar las bolsas con residuos de frente de las casas. Fue en ese momento que vio una intensa humareda salir por las rendijas de las ventanas de una de las viviendas. Preocupado por esta situación comenzó a tocar el timbre para ver si había alguien adentro, pero nadie le respondió. ’Miré por la cerradura de la puerta y alcancé a ver las llamas por lo que pensé que a lo mejor adentro había gente desmayada por el humo y me entró la desesperación. Llamé al 911 y decidí entrar antes de que pasara más tiempo’, dijo el joven.

Luego de varios intentos Sergio logró abrir la puerta justo en el momento que llegó al lugar la dueña de la casa que había salido a hacer unos trámites. ’La mujer no podía creer lo que estaba pasando y se puso a llorar desesperada. Quiso abrir la puerta y entrar corriendo pero yo no la dejé porque no sabíamos qué tan grande era el incendio’, agregó.

Ni bien ingresó en la casa el joven descubrió que el fuego se había originado en un lavarropas y que las llamas estaban por alcanzar las cortinas de una ventana. Intentó apagarlas con arena que había en la vereda de la casa, pero no dio resultado. De inmediato cortó el suministro de energía eléctrica en toda la casa para evitar complicaciones y comenzó a arrojarle agua al lavarropas hasta que logró apagar el fuego. Tras terminar con el rol de bombero, el joven dedicó unos minutos a contener a la dueña de casa, antes de retomar la recolección de residuos. ’Sé lo duro que es poder llegar a tener una vivienda digna, por eso mi apuro de poder ayudarla a este señora a salvar la suya. Yo aún no puedo tener casa propia’, dijo.

Sergio vivió durante 8 años en un Hogar del Estado. Fue luego de que su madre fuera víctima de la depresión y no pudiera cuidarlos. El chico dijo que este hecho no le provocó ningún trauma, sino que le enseñó a valorar aún más el hogar y la familia. Actualmente vive en la casa de su madre en el Lote Hogar 41, en La Bebida, junto a ella, su esposa y sus hijos de 1 y 2 años. ’Gracias a Dios a fin del año pasado conseguí trabajo en la Municipalidad de Rivadavia. Cuando puedo también hago changas para ahorrar y poder a llegar a tener mi casa algún día. El otro día me tocó trabajar de nuevo en el barrio FOEVA y la dueña de la casa que salvé del incendio me buscó para darme un abrazo y agradecerme por la ayuda. Me dijo que me iba a hacer un regalo o me iba a dar una recompensa. Le dije que no era necesario porque mi madre me enseñó que la ayuda se da siempre de corazón y no pensando en obtener alguna ganancia a cambio’, culminó.