‘‘Estoy muy emocionada. Esto es algo inesperado que nos ayuda mucho, sobre todo a mi hijo Enzo porque le devolvió la alegría. Hacía seis años que no hablaba de su papá. Éste es un Día del Padre diferente”, relató Dora, viuda de Gerardo Garín desde el 26 de febrero de 2006. Con él, Dorita logró formar una familia compuesta por cinco hijos: Sabrina, David, Cristian, Enzo y Paulo. El ‘Nene’ (apodo que le atribuyó su madre) fue jugador y luego director técnico de Aberastain. En este último rol logró el campeonato local de 1997. Para Dora, su esposo “fue un excelente padre, compañero y amigo. Daba todo por la familia y fue un luchador en los tres años de su enfermedad (cáncer de colon)”. Durante su infancia Gerardo vivió frente a la plaza Aberastain de Pocito, por eso con 16 años comenzó a practicar fútbol en la institución. Su padre, Arturo, lo describió como “un chico que creció junto a su familia. Muy humilde, obediente y trabajador. Nunca tuvo vicios. Vivía para sus quehaceres y para el deporte”. A su vez, don Garín no ocultó su alegría por el homenaje a su hijo ya que “es una alegría muy grande. Hoy no está presente físicamente pero estoy seguro que está entre nosotros observando la fiesta que le hacen en su honor”. Al destapar la placa dentro del campo de juego junto a su familia, Enzo Garín se animó a decir una palabras ante el respeto de los hinchas locales y visitantes: “hoy (por ayer) es un día especial porque no tengo a mi papá. De esto no me voy a olvidar jamás”. Tras un silencio de misa, los aplausos y el saludos de apoyo a la familia Garín fue constante. La tarde de ayer fue verdaderamente muy emotiva. Hubo lágrimas pero también grandes recuerdos de Gerardo, quien encontró en Aberastain a su segunda casa.
