El fantasma de la sequía azota a Astica cada tanto. Este pueblo, que está antes de llegar a San Agustín, el corazón de Valle Fértil, tiene 740 habitantes que cada tanto tienen que rebuscársela para palear el problema del agua. Justamente es en la casa de Juan Carlos Figueroa, al frente de la vecinal de Astica, es donde se llevan a cabo las reuniones para resolver inconvenientes. La institución fue creada en 1965 y hoy posee 342 socios.

Una de las obras importantes que llevó a cabo y sostiene hoy la Unión Vecinal en 49 años de existencia, es la administración del servicio de agua potable para el suministro de todos los habitantes del pueblo. A través de un préstamo del BID se inició la construcción de la red hídrica para abastecer a 40 familias. Desde entonces, los habitantes pudieron soportar hasta las más duras épocas de sequía. La entidad pretende también que Astica no quede en el olvido y siga progresando."Llevamos a cabo una actividad social fuerte en la zona y lo hacemos sin cobrar un solo peso. Todo lo que se aporta se devuelve en trabajo y servicios", contó Figueroa.

A pesar de no contar con una sede propia, la institución trabaja por todos los vecinos ya que los asiste hasta con el servicio fúnebre y dispone además de una movilidad propia para transportar a los vecinos hasta la Villa San Agustín, si tienen una emergencia y no poseen los recursos para trasladarse por sus propios medios.

En temporadas de crecidas del río Astica, todos se arremangan para contener a las familias que son afectadas. A esto se suma que ya están gestionando ante el IPV cupos para la construcción de nuevas viviendas en la localidad vallista.

"Lo mejor que nos dio este trabajo, es velar por nuestra comunidad, en los momentos más difíciles nunca pedimos nada a cambio. Esto no es fácil, es triste que la gente se olvide o no valore lo que hacen las uniones vecinales, porque en definitiva todos se benefician", expresó Juan Carlos quien agregó además que "estamos viendo un crecimiento en nuestro pueblo y aun así se mantiene lejos de los problemas de las grandes ciudades, no hay inseguridad, ni robos, ni contaminación. Hasta se ha desarrollado más el turismo ecológico y los terrenos aumentan su cotización porque muchas familias quieren hacerse casas de fin de semana".