El perdón va unido a la misericordia. Sin ésta no se da aquel. De la misericordia forman parte la compasión y la capacidad de compartir el sufrimiento. Uno de los lemas del Tercer Reich era: "La compasión es debilidad’. Y pese al rechazo de la ideología de Hitler, parece que este lema ha sobrevivido. Sin la compasión del perdón, sólo el más fuerte en conceptos de poder y fuerza, consigue imponerse. Los demás se extinguen. El perdón es fuerza de reconciliación cuando uno se decide a no seguir siendo prisionero del pasado por el mal que alguien te pudo infligir. Es necesaria una especie de " purificación de la memoria ", a fin de no estar recordando de modo permanente las heridas que la ofensa abrió. No se trata de olvidar lo sucedido, sino de releerlo con sentimientos nuevos, aprendiendo que sólo el amor construye.