El dolor que se apoderó de Mercedes Andrada (34) y Ramón Echenique (29) fue inmenso cuando perdieron a su hija Milagros del Valle, de 3 añitos. Pese al sufrimiento, la pareja siguió adelante para no descuidar a Alejandro, el primogénito de 8 años, y en su profunda fe, Milagros se convirtió en “un ángel que nos ilumina”, aseguraron. Por eso, Mercedes le pidió a su hija que la ayudara a conseguir una casa digna. Es que la joven madre necesitaba un lugar con un suelo liso y sin las irregularidades del terreno de su hogar en la villa para poder desplazarse porque padece una malformación en sus dos piernas, que le afectó la zona de los tobillos y los pies. Encima, Alejandro tiene la misma discapacidad y los mismos problemas de desplazamiento. El miércoles, cuando desde el IPV les informaron que iban a ser trasladados, la familia no pudo dormir de la emoción. Y al consumarse el cambio de hogar, las sonrisas no cabían en los rostros de Mercedes, Ramón y Alejandro, y sus ojos brillaban al punto de estallar por la alegría. El pequeño se aferraba a una estatuilla de la virgen de Guadalupe y Mercedes se deslizaba plácidamente por su nueva casa, al tiempo que aseguraba que tenía un nuevo anhelo: que su pareja pudiera obtener un trabajo efectivo. Es que Ramón vive de changas, trabajando esporádicamente en la cosecha y en la albañilería. Ambos destacaron que ese sueño sería la frutilla del postre y se encomendaban a su ángel.
