Sin respuestas. María Celia Olivera describió el ataque del perro que crió de cachorro, que llamaba Draco, a su hija Antonia Dolores Rivero y agregó que todavía no encuentra explicación a la reacción de la mascota.

 

Mientras relataba el angustiante momento que le tocó vivir, María Celia Olivares (66 años) trataba una vez más de encontrar una explicación. Repitió varias veces que todavía no entiende el motivo por el que su perro Draco, de 3 años de edad que crió de cachorro, atacó inesperadamente a su hija, Antonia Dolores Rivero (42), arrojando como resultado múltiples heridas en los dos brazos de Antonia y en el derecho de María Celia, quien no dudó en tomar del hocico al animal para que desistiera de la enceguecida agresión.

Anteayer por la tarde, en la casa de Olivera, ubicada en calle Colombia entre Colón y Salvador María del Carril, como tantos otros días, fueron su hija y dos nietas, de 9 y 11 años, a refrescarse en la pileta instalada en el fondo. Y como tantas otras veces, mientras las dos pequeñas disfrutaban del agua, las dos mujeres decidieron tomar mate.

Es hermoso ese perro. ¿Sabe como lo extraño? Pero ya no lo puedo traer de vuelta".
MARÍA CELIA OLIVERA

"El perro es un sharpei, su nombre es Draco y siempre que tomamos mate se quedaba cerca, esperando que le demos algo de comer. Nunca había tenido ninguna actitud agresiva, con nadie. En un momento, mi hija le dio algo para comer, el perro después se acercó nuevamente y cuando ella se sacó los lentes y giró la cabeza, la atacó sorpresivamente. Reaccioné al instante , le abrí la boca al perro y mi hija sale corriendo. Le digo que vaya a la calle a pedir auxilio, pero se quedó lavando las heridas en una canilla y ahí el perro se me soltó y fue otra vez contra ella. Otra vez fui, le metí la mano en la boca y cuando se puede escapar, sale a la calle. en el instante que sale, el perro me muerde acá (se señala la muñeca) y se fue hasta la puerta, enceguecido porque quería seguir atacándola", describió la mujer que trabajó como enfermera.

María Celia le dijo a sus nietas que no se salieran de la pileta, mientras solicitaban auxilio al 911. "Llegó la Policía y una ambulancia rápidamente. Como el perro seguía esperando en la puerta, para socorrernos, entraron por el fondo y nos sacaron por atrás con mis nietas", repasó la mujer.

Mientras madre e hija fueron asistidas en urgencias del Hospital Rawson (a Antonia Dolores le debieron realizar puntos de sutura en ambos brazos y a María Celia inmovilizarle la muñeca afectada), personal de Policía Ecológica capturó al perro y lo trasladó.

"Llamaron para saber qué íbamos a hacer con el perro, pero ya no lo podemos traer. Nunca tuvimos un problema con él pero ya no va a poder venir porque le tiene bronca a mi hija", afirmó Olivera, quien luego de una pausa, volvió a asegurar que no encuentra explicación: "¿Ha visto toda la sangre en la puerta, vereda y calle? ¿Y no sabe lo que era el fondo? No sé que le pasó en ese momento. Lo crié desde que nació y nuca pasó esto".

 

Factores de agresividad

  1. La sospecha de una causa médica primaria será mayor si la agresividad del perro aparece de forma repentina o no se haya un patrón distintivo, ni estímulos desencadenantes.
  2. La carga genética de un perro determina en buena medida su predisposición a la agresividad. Hay perros genéticamente predispuestos a ser más reactivos que otros. Esto es un hecho.
  3. El entorno en el que vive un perro, la forma en la que es tratado por sus propietarios y su experiencia vital influye de manera determinante sobre la expresión de su propia agresividad.