Cucho tenía un grupo de amigos que se autodenominaban decadentes, porque no tenían ni plata, ni mujeres, ni nada, y siempre estaban diciendo ‘¡qué decadencia!’. Cuando se les ocurrió que iban a tocar en la fiesta de fin de año del colegio, ya tenían el nombre, antes que el grupo. Pero la verdad es que desde que empezamos a tocar, nunca nos sentimos decadentes, no es más que una humorada.
