En cada función, la fila de gente viborea por la playa del Híper Libertad. Y la gente, en este caso, mayoritariamente es bajita. Lo más curiosos y ansiosos espían por las aberturas de la carpa, para ver algún payaso. Y ya cuando adentro se enciende la música, los nervios se acentúan. La ansiedad se calma cuando las luces y el humo abren un show de casi dos horas. Se trata del Circo Taconhy, que ya lleva más de 50.000 espectadores en las dos semanas que lleva en la provincia y que se convirtió en una opción casi ineludible para los chicos que están de vacaciones.

Como todo circo moderno, el espectáculo tradicional con el mago o los elefantes cambió al del show con iluminación y sonido de última tecnología, con muchos números gimnásticos y acciones de riesgo. El punto fuerte del espectáculo es el péndulo de la muerte, en el que Cristian Taconhy desafía la gravedad y deja a los espectadores sin respiración. Pero también están los malabaristas, que increíblemente hacen volar ocho aros al mismo tiempo y estuvieron alguna vez en el segmento 30 Segundos de Fama, de Showmatch; los equilibristas, los payasos, el que anda en monociclos, que se llama José María y pasó por el programa de Susana Giménez, entre otras atracciones.

"Si terminaba bien la escuela antes de las vacaciones, mi papá me dijo que me iba a traer acá. ¿Lo que más me gusta de los circos? Los payasos, de una’, dijo Cristian Quiroga, apenas se sentó en su silla junto a sus hermanos y el padre.

Aunque el día del debut no les fue bien (coincidió con el primer partido de Argentina en la Copa América y hacía temperaturas bajo cero), la concurrencia mejoró paulatinamente y explotó apenas arrancó el receso invernal.

Y el público, aprovechando que en un mismo lugar hay juegos, patio de comidas, cine y ahora también circo, concurre de todos los departamentos. "Vinimos desde Santa Rosa para divertirnos un rato", dijo Diego, vecino de 25 de Mayo.

Si bien la esencia del show es la misma, algunos números varían entre la primera y la tercera función. Y es que la diferencia pasa por la iluminación, ya que el sol que se cuela en el espectáculo de la siesta no favorece el espectáculo de las luces artificiales. Por ejemplo, el payaso Frankie no puede hacer de Chayanne durante el día, pero sí logra la transformación cuando las luces le juegan a favor en la tarde-noche.

En principio, el circo se quedará durante todas las vacaciones de invierno, según sus dueños.