Hacía rato que desde la platea de Peñarol no se repetía con tanto cariño el nombre de un jugador. Tal vez el último haya sido Matías Garrido, hoy en Juventud de San Luis, pero ya hay un heredero para el amor Bohemio y es Francisco Salinas, el Pipi. El delantero de 17 años que apareció en este TDI y que hoy por hoy ilusiona a todos en Chimbas con su velocidad, su gambeta y su atrevimiento. El Pipi es fruto de la escuelita del Catita Moreno y ayer recibió el respaldo unánime e incondicional de un club que necesita ídolos y que lo tiene marcado como uno de ellos.