Unos 120 kilos entre planchuelas de metal, chapa y alambre. Recina poliéster, talco industrial y pintura. Soldadora y moladora. Una lija. Dos palos. 30 días. Y mucho esfuerzo y dedicación. Con eso, Alberto Rivera se las ingenió para construir un imponente Cristo crucificado de dos metros que fue colocado este jueves en una plaza del Loteo Díaz, en Chimbas.

 

A Rivera (63), artesano metalúrgico chimbero muy reconocido en su departamento, lo contactó José Riveros, de la comisión de la Parroquia Santo Domingo, para encargarle el trabajo. Así, con una foto impresa de Jesús para guiarse, el pasado 15 de noviembre se puso manos a la obra en su taller de calle Benavídez pasando Sarmiento.

 

Los primeros pasos consistieron en armar la estructura de la figura. Comenzó por el torso, para el que soldó varias planchuelas que fue arqueando hasta encontrar el punto perfecto. Después colocó la cabeza, los brazos y siguió por las piernas. Por supuesto, durante el proceso no se le escapó ningún detalle: el pelo lo hizo con alambre, marcó las costillas con más metal para que sobresalgan y hasta con chapa moldeada hizo los dobleces del taparrabo.

 

 

 

Con la estructura de metal ya lista, lo que siguió fue recubrirla con una mezcla especial que preparó con recina poliéster y talco industrial. Este paso, que incluyó la utilización de lijas y otros elementos de pulido, fue clave para marcar los rasgos característicos de Cristo. Y por último llegó el turno de la pintura. Así, con la figura terminada, sólo quedó amarrarla a la cruz que hicieron con dos postes de madera, que tiene 7 metros de alto. 

 

 

Con la ayuda de los Bomberos voluntarios de Chimbas, el imponente Cristo finalmente fue colocado este jueves en la plaza del Loteo Díaz.