En el santuario no entran más de cinco personas, ya que el trono de madera donde se encuentra la virgen y la silla para que se sienten las embarazadas ocupan casi todo el espacio. Incluso hay que agacharse para no golpear el techo con la cabeza. De todos modos, cada vez son más las personas que los 15 de cada mes concurren a este lugar que dejó de dar trabajo para dar bendiciones. Se trata de un horno de cal que fue reciclado para entronizar en su interior una imagen de la Virgen de la Dulce Espera, en la quebrada Nacif Weiss, en el departamento San Martín.

Este horno perteneció a Fortunato y José Nacif Weiss, iniciadores del museo, y funcionó desde 1954 a 1992, aunque con diferentes dueños. ‘En 1979 mis tíos Fortunato y José ofrecieron venderme 150 hectáreas de sus tierras en la quebrada, incluido el horno. Acepté y el horno siguió funcionando por unos años más hasta que lo convertí en una fábrica de pinturas. Por razones de trabajo tuve que irme de la provincia y el lugar dejó de funcionar‘, contó Luis Nacif Weiss, quien cedió esta propiedad para que se transformara en santuario.

La idea de entronizar la imagen de la Virgen de la Dulce Espera en este horno de cal en desuso, fue de Laura Jofré, una vecina de las cercanías que aseguró que esta virgen se le apareció varias veces cuando atravesaba por una etapa crítica de su vida. No quiso dar más detalles acerca de su historia, sólo dijo que quería agradecer que Dios hubiera puesto en su camino a un ‘hombre tan generoso‘ como Luis Nacif Weiss quien accedió a ceder su horno de cal para que allí se entronizara a esta virgen.

Contando con la autorización para ocupar ese lugar, Laura se encargó de contactar a la artesana Matilde Salinas para que hiciera la imagen de la Virgen tal como ella la había visto: embarazada, con vestido rosado y manto celeste, Después consiguió el permiso de la Iglesia para entronizarla en la quebrada. El 4 de julio de 2010, con la presencia del sacerdote José Ortega y de monseñor Alfonso Delgado, la Virgen de la Dulce Espera fue colocada en su nueva casa.

Desde entonces, es visitada por mujeres embarazadas y por madres que van a pedirle o agradecerle por la salud de sus hijos.
Dado que el espacio de este santuario es muy limitado porque ocupa sólo la entrada de lo que fue el horno de cal, Luis Nacif Weiss dijo que lo van a ampliar. Contó que está trabajando con arquitectos, artistas y diseñadores para reciclar toda esta instalación y colocar un ascensor para subir a la Virgen hasta el techo del lugar donde se hará un altar, pensado para celebrar misas.

El santuario se abre los 15 de cada mes, día en que Laura junto a otras mujeres se reúnen para limpiar el lugar y rezar.