"Soy un apasionado del folclore, de la Fiesta de la Tradición y, más que nada, de Jáchal". Así, Juan Carlos Fonzalida resume el motivo por el cual le dedicó tanto tiempo y esfuerzo a la creación del libro "50 años de tradición y belleza". La obra cuenta la historia y muestra las fotografías de cada una de las 37 paisanas que ha tenido desde sus inicios la Fiesta de la Tradición Jachallera, que acaba de vivir su 50ma edición. El hombre tuvo un accidente de tránsito hace 17 años y desde ese momento está en una silla de ruedas, pero su fuerza de voluntad lo ayudó a seguir adelante. Hoy trabaja, estudia y se da tiempo para hacer cosas por su departamento.

Si bien ama su Jáchal natal y, como la mayoría de sus coterráneos, antes de sanjuanino se considera jachallero, pasó parte de su vida en el Sur trabajando. El 24 de agosto de 1993, fecha que Juan Carlos recuerda con exactitud, viajaba por una ruta de Río Negro con un amigo. Pero se quedó dormido mientras manejaba y su vida cambió. A su amigo, que tenía puesto el cinturón de seguridad, no le pasó nada. En cambio él, que no lo llevaba, salió por la ventanilla y sufrió una lesión medular y quebraduras que lo dejaron inmóvil. A partir de ahí comenzó su largo peregrinar. Su familia decidió que volviera a Jáchal, porque quería cuidarlo. Pero él se dio cuenta de que para seguir viviendo necesitaba hacer rehabilitación y allí no había centros especializados. Por eso, volvió a Río Negro.

Pasó 3 años en rehabilitación y aprendió a vivir sin mover sus piernas y con dificultades para manejar sus manos. Su objetivo fue siempre volver a su tierra. Y lo logró. "Sabía que tenía que estar preparado para volver a Jáchal, hay lugares en los que no hay veredas, las calles son de tierra, no hay rampas. Tenía que estar fuerte para manejarme ahí", cuenta Fonzalida. Y dice que "lo que aprendí es que las mayores barreras no son las arquitectónicas, sino las humanas. Por eso, tengo que tener siempre claro y enseñar a los demás que la única diferencia entre ellos y yo es que yo estoy sentado". Así, Juan Carlos aprendió a vivir de nuevo y ni bien llegó a Jáchal, en el 2000, consiguió trabajo en Acción Social de la Municipalidad.

Pero sus actividades no quedan ahí. El hombre ha participado también en campañas de seguridad vial para explicar la importancia del uso del cinturón de seguridad. "Es difícil recordar lo que me pasó, pero si eso ayuda a que no les pase a otros lo que me pasó a mí, vale el esfuerzo", dice Juan.

Otra de las cosas que hace es estudiar. Cursa el segundo año de la Tecnicatura en Periodismo, en la UNSJ. Eso, lo obliga a vivir de lunes a miércoles en la Capital y el resto de la semana en Jáchal, donde están su esposa y su trabajo. Y fue justamente por sus estudios que nació la idea de juntar a las paisanas. En principio iba a ser un trabajo práctico, pero terminó siendo una actividad que emocionó a todo su departamento. La tarea le llevó un año y medio. Lo que hizo fue un trabajo en cadena: una vez que encontró a la primera Paisana de la Tradición, ella le dijo el nombre de la segunda y Juan la localizó. A su vez, la segunda le dijo el nombre de la tercera, y así sucesivamente. "Costó porque estaban dispersas por todo el país e inclusive en otros países. Pero fue muy satisfactorio ver mi tarea terminada y, más que nada, ver la emoción de ellas cuando las reunimos en la fiesta y les entregué mi libro", reflexiona Juan Carlos.

En cuanto al futuro de este jachallero, dice que espera recibirse, hacer investigaciones nuevas para seguir escribiendo y publicando, seguir trabajando para su departamento y estar al lado de su esposa.