Como otras veces, en febrero pasado Vicente Sarmiento corrió una carrera de autos. Y a pesar de que el hombre de 39 años llegó a la meta, tanto él como su familia sintieron una fuerte tristeza. Es que todos sabían que esa era la última vez que subiría al Fiat 600 que él mismo acondicionó para competir, ya que hace casi un año, Vicente se enteró de que padecía una extraña enfermedad que atrofia las neuronas del movimiento y va paralizando sus músculos. Ahora, él y su familia luchan para juntar el dinero que le permitirá ir a China y someterse a una intervención para no quedar inválido y mejorar su calidad de vida (ver aparte).
Un gran trofeo rodeado de fotos en las que se ve a Vicente y sus 3 hijos junto al Fitito, adornan el comedor de su casa. Y el hombre, que comenzó siendo copiloto hace 10 años, añora ir a las reuniones de la Agrupación Sanjuanina de Autos de Travesía (ASAT), de la que es socio. Pero ya no lo hace, le cuesta movilizarse. Tiene las manos entumecidas y debe arrastrar sus piernas para caminar.
El calvario de la familia Sarmiento comenzó en agosto de 2010. Vicente estaba jugando con sus hijos, de 12, 13 y 14 años, y de golpe se cayó. A eso se sumó que comenzó a agitarse con actividades que antes hacía sin esfuerzo. No entendía qué le pasaba. Fue al médico y, tras varios estudios, le confirmaron que tenía esclerosis lateral amiotrófica (Ela).
‘Antes de que se confirmara el diagnóstico veíamos que los papeles que nos daban los médicos hablaban de un posible caso de Ela. Buscamos en Internet de qué se trataba, porque es una enfermedad muy rara, sólo conocemos 2 casos más en San Juan. Y cuando nos enteramos de sus consecuencias, nos volvimos locos. Es desesperante‘, contó Navidad Vidal, esposa de Vicente.
Desde ese momento, la vida de la familia cambió. Por un lado, la salud de Vicente comenzó a desmejorar y él empezó a necesitar la atención de toda la familia. A tal punto que hoy su mujer lo ayuda a bañarse, afeitarse y hasta cambiarse. Además, el hombre pasó de trabajar enérgicamente en la empresa de junta de motores Taranto, a limitarse a trabajar en una oficina. Y en poco tiempo tendrá que jubilarse. Navidad comentó que ‘ya hicimos la mitad de los trámites de su jubilación por discapacidad. Pero él no quiere dejar de ir a la empresa. Ahora realiza tareas de oficina y, por su problema de movilidad, maneja el teclado con los nudillos‘.
Por otro lado, la familia y todos los que lo rodean comenzaron la carrera para encontrar un tratamiento que ayudara a mantener la salud del hombre, más allá de las pastillas que toma y, según él siente, no lo están ayudando. Tras la búsqueda, localizaron una clínica en China que trata la enfermedad. Ahora, luchan para que el hombre pueda viajar.
A pesar de eso, Vicente sabe que su enfermedad no tiene cura, sólo puede ralentizarse. Pero dice que ‘el viaje me ayudará a vivir 15 ó 20 años más‘. También sabe que no podrá volver a correr en su auto. Aunque guarda el recuerdo que le dejaron todas las carreras en las que participó. Y sobre todo, todavía retiene en su memoria la última, en Valle Fértil, durante el Safari Tras Las Sierras, que siempre fue su competencia favorita.

