Gran triunfo chavista

Una victoria contundente de Chávez sería el escenario más estable, ya que alejaría la posibilidad de que la oposición
denuncie fraude y desactivaría las tensiones. El mandatario ya ha advertido que, de ganar, su prioridad
será aplicar un ‘cerrojo‘ para que Venezuela nunca se desvíe de la senda socialista. Ese plan incluiría cambios en la figura del vicepresidente. Pero el principal reto seguiría siendo su sucesión, frente a los temores por su enfermedad. La agenda económica tendría como prioridad la búsqueda de más fondos para vivienda, empleo y pensiones. El Gobierno promete elevar en más de un tercio la producción petrolera, aunque los actuales niveles están por debajo. Se avizoran más expropiaciones en farmacia, salud y alimentación. Se espera una devaluación de la moneda local para hacer frente al gasto interno.

Triunfo limitado

Una victoria muy ajustada de Chávez podría generar momentos de tensión hoy por la noche, cuando ambos bandos concentren seguidores para ‘defender‘ los resultados. Chávez ha advertido que actuará con contundencia si sus adversarios tratan de desestabilizar el país cantando fraude. Cuanto menor sea el margen de diferencia, más oportunidades tiene Capriles de afianzar su liderazgo y podría forzar al mandatario a dialogar con una oposición a la que ignora pese a que ha incrementado su presencia en el Congreso y gobernaciones clave.
Además, una victoria estrecha obligará a Chávez a involucrarse más en las elecciones de gobernadores de diciembre. Mientras, seguiría avanzando en sus políticas socialistas, pero tendrá que ser más cuidadoso con medidas económicas de impacto y habrá más presión para cumplir con vivienda, empleo y seguridad.

Gana Capriles

Su primer reto clave sería ampliar su apoyo en las elecciones de gobernadores de diciembre. Capriles ha dicho que un cambio en las cúpulas de PDVSA, el sistema de justicia, la Fiscalía o los ministerios, sería suficiente para abrir paso a una ‘nueva realidad política‘.
Pero analistas creen que un gobierno de Capriles, en minoría en la Asamblea Nacional, se verá obligado a negociar con los
sectores más abiertos de lo que sería una nueva oposición socialista para asegurar la estabilidad política. Capriles heredaría un complejo panorama económico y tendría un estrecho margen de maniobra financiero que espera aliviar restaurando la confianza del sector privado y de los inversores extranjeros. Para ello revisará los controles de precios y de cambio, así como las nacionalizaciones.