Siempre fue de condición humilde, pero en los últimos tres meses su situación se agravó a tal punto que quedó literalmente en la calle y desesperada. Se trata de la familia de Jorge Oropel, de Caucete, integrada por su pareja y 10 hijos de entre 3 y 17 años, que vive hacinada en una habitación que le prestaron y que lleva dos días sin comer algo nutritivo.
Todo comenzó a empeorar hace tres meses. Fue cuando a Oropel lo echaron de la mina de bentonita en la que llevaba algunos años trabajando. En ese mismo tiempo, su pareja perdió el trabajo de empleada doméstica que desempeñaba en una casa del centro sanjuanino. "Empecé a hacer todo tipo de changas, pero con lo que ganaba no nos alcanzaba más que para comer. Nos atrasamos en el pago del alquiler de la casa donde vivíamos y nos desalojaron. Nos quedamos en la calle. Por suerte, alguien nos tendió una mano. Pero la desgracia y pobreza continuaron", dijo Oropel.
El hombre contó que una familia de Caucete les prestó una habitación para que, al menos, durmieran bajo techo. Pero que se terminó convirtiendo en su casa, donde viven hacinados, ya que no consiguieron ni fondos para volver a alquilar ni ayuda con el préstamo de una vivienda. A eso se sumó la imposibilidad de encontrar trabajo. "Sigo haciendo changas, pero no es suficiente. Todos los días salgo a recorrer las calles para dejar el currículum en empresas, comercios y donde sea, pero no me llaman de ningún lado. A veces salgo a golpear puertas ofreciéndome para limpiar fondos aunque sea, y pocas veces tengo suerte. Ya no sé qué hacer. Me estoy volviendo loco", dijo el hombre.
A la mala situación económica se sumaron contratiempos que se convirtieron en un obstáculo para que esta familia consiguiera ayuda oficial. Oropel contó que uno de los días en que salió a repartir el currículum perdió su documento de identidad. Agregó que no tiene plata para sacar un duplicado. "Sin documento, no me quieren dar ayuda. Hace dos días que mis hijos sólo comen una taza de té con pan viejo que nos suele dar la gente. Tampoco están yendo a la escuela porque no puedo comprarles los útiles que les piden. Nunca pasamos por una situación igual", dijo el hombre.
Oropel sostuvo que lo que necesita con mayor urgencia es mercadería para que los 10 chicos de la familia puedan volver a comer un plato de comida caliente y nutritiva cuanto antes. Y también un trabajo con sueldo seguro y estable para hacerse cargo de la manutención de toda su familia y sin tener que recurrir a la compasión de la gente.