Tras conocerse públicamente la precariedad en qué vive Gustavo Fernández, el chico de 9 de Julio que hace 6 años casi hizo llorar a la Presidenta cuando esta inauguraba la Escuela de Educación Especial a la que él asistía, Desarrollo Humano decidió trasladarlo junto a su familia a un hogar transitorio donde los especialistas evaluarán su situación familiar, social y psicológica. Esto sucedió luego de que desde el municipio y la escuela a la que concurre el chico dijeran que el menor es víctima de abandono y alcoholismo. El fin de semana pasado, Gustavo estuvo internado en el Hospital Rawson, luego de haber sufrido un ataque de epilepsia y un paro cardiorrespiratorio.

El chico vive junto a su madre y hermanos en una casa muy precaria, que sufrió graves daños tras las lluvias y que corre riesgo de derrumbe. Pero, al parecer, el drama de Gustavo no termina allí, ya que hay versiones que indican que sufre maltrato por parte de su madre, quien además lo obliga a beber bebidas alcohólicas. DIARIO DE CUYO estuvo con vecinos de Gustavo y algunos se animaron a contar lo que, según ellos, sucede dentro de la casa de los Fernández.

‘Él no tiene la culpa. Es la madre la que empieza a tomar y les da después a todos los hijos y a los otros chicos jóvenes que se meten en su casa para tomar. Pero, Gustavo es un chico bueno que no molesta a nadie y que no anda robando. Me da mucha lástima’, dijo una de la vecinas que, como el resto que DIARIO DE CUYO consultó para esta nota, prefirió mantener el anonimato para no tener problemas con la familia de Gustavo. La misma razón por la que, según dijeron, nunca denunciaron la situación en la que vive el menor.

‘No siempre vivieron de esta manera. La madre de Gustavo perdió el rumbo desde que se separó del padre de los chicos y se quedó sola con ellos. Ahí empezó a tomar y a darle vino a los chicos. Nunca la denunciamos para no tener problemas con ellos’, dijo otra vecina.

Viviana Meglioli, directora de Niñez, Adolescencia y Familia, dijo que se trasladó a Gustavo y a su familia a un hogar transitorio como primer medida para hacer frente a la emergencia habitacional. Pero que, paralelamente se evaluará las relación familiar y los cuidados parentales. ‘Un equipo interdisciplinario se encargará de evaluar y determinar si el chico o los demás integrantes de la familia padecen adicciones al alcohol o demás sustancias, qué tipo de discapacidad tienen los chicos, y si la madre está en condiciones de cuidarlos. Recién comenzamos por lo que aún no tenemos resultados’, dijo Meglioli.

La funcionaria agregó que Gustavo y su familia permanecerán en el hogar hasta que el municipio de 9 de Julio termine de reparar su casa. Si desde Desarrollo Humano se determina que hubo maltrato por parte de la madre hacia el chico, se procederá a enviar a Gustavo a otro hogar, separado de su madre hasta que esta sea tratada por un gabinete interdisciplinario de la repartición. Esto será luego de dar intervención a la Justicia.

El caso de Gustavo salió a la luz el pasado lunes cuando el chico ingresó al Hospital Rawson, primero por un cuadro de epilepsia que luego se le complicó con un paro cardiorrespiratorio. Luego de atenderlo y de estabilizarlo le dieron el alta. Fue ahí cuando este medio lo visitó en su casa, que tras las lluvias de febrero pasado, está en peligro de derrumbe. La historia del chico que hace 6 años emocionó a la presidente Cristina de Kirchner cuando inauguró una escuela de Educación Especial en 9 de Julio, conmovió a los lectores de este diario y causó un revuelo en las redes sociales. Tanto así que apareció gente que quiso colaborar para reparar su vivienda. Al mismo tiempo, autoridades de la escuela Juana Azurduy, a la que asiste Gustavo, salieron a contar los problemas familiares por los que atravesaba el chico. Dijeron que la madre lo obligaba a tomar alcohol y que varias veces había sido atendido en el hospital por esta razón. También dijeron que ellos habían denunciado el caso a la Justicia y que incluso le habían realizado una cámara Gesell al chico. Sin embargo, desde Desarrollo Humano dijeron que no tenían registro del caso, que nadie había realizado una denuncia, y que mucho menos Gustavo había pasado por una cámara Gesell. Fue cuando decidieron intervenir en el caso para ver qué es lo que sucedía en la familia. Y para una mejor evaluación y para protegerlos de eventuales peligros de derrumbe de la casa, los llevaron a un hogar transitorio.