Hace un mes la vida de Elisa Gouric se convirtió en un martirio. Es que la mujer de 76 años, que es diabética y le amputaron el pie por un accidente doméstico, tuvo que mudar su vida a un rincón de su casa porque el techo comenzó a desmoronarse. Las tres habitaciones, el pasillo y gran parte del living quedaron blancos de polvo y llenos de escombros. Y es en ese desastre que la mujer, que sobrevive gracias a una pensión, pasa sus días.

Elisa dijo que nunca pidió nada, pero ahora está desesperada y solicita que la visite gente de Anses para que pueda recibir el beneficio extra que el organismo va a otorgar a los damnificados del temporal.

Las lluvias del 13 de febrero pasado fueron una bisagra en la vida de la mujer. ’Tenía una vida llena de problemas a causa de mi salud, pero yo estaba tranquila’, dijo la anciana, con lágrimas en los ojos. Es que, si bien su problema en el pie, que le impide caminar con agilidad y la diabetes le complican su desempeño, nunca necesitó mucha ayuda para llevar adelante sus días. Sin embargo, la humedad del temporal hizo estragos en su vivienda ubicada en el barrio Chacabuco, en Desamparados.

Primero se le cayó el techo de una de las habitaciones destrozándole casi todos los muebles. Luego fue el turno de otro de los dormitorios y después, el pasillo. Finalmente, la mitad del living también perdió la losa y hasta quedaron pedazos de hierro oxidado colgando. Ahí fue que la mujer, que vive sola, pero que es visitada permanentemente por su hija, debió mudar su vida hacia un rincón del living.

’Trato de no ir ni al baño porque tengo miedo de que se me caiga el techo en la cabeza’, dijo, sin poder controlar la desolación. Elisa duerme desde hace un mes sobre un sillón y todos los días los vecinos le ayudan a sacar los escombros que deja la losa que aún sigue cayendo y hace un ruido tenebroso cuando choca contra el suelo.

’No puedo dormir tranquila, si a cada rato se siente el estruendo de un pedazo de techo que se cae’, dijo. A la vez contó que si bien hay varios vecinos que la invitan a pasar la noche en sus casas, ella no quiere irse porque tiene miedo de que le roben las pocas pertenencias que le quedaron sanas. ‘Tengo miedo. Los placards están con moho por el agua que les cayó, pero se los van a llevar igual por hacer daño’, confesó la anciana, que debe caminar con un bastón esquivando los pedazos de techo.

BÚSQUEDA DE SOLUCIÓN

Cuando se enteró que la Anses iba a otorgar beneficios extras a jubilados, pensionados y otros beneficiarios que habían sufrido daño por las lluvias, la mujer se inscribió para recibirlos. ’Fui el 20 de febrero, a las 5 de la mañana a Anses y todavía no me visita nadie’, dijo y contó que desde ese día no sale de su casa por miedo a que no la encuentren. ‘Vivo en una zona linda, tengo una casa de barrio que hace años estaba bien, pero no puedo hacerle mantenimiento porque sólo tengo una pensión‘, concluyó.