Florentino Arias/ Desaparecido

Era un empleado de la imprenta de la Universidad Nacional de San Juan que, con 42 años, 9 hijos y otro en camino, desapareció en la mañana del 23 de octubre de 1976 de la puerta de una imprenta que tenía en pleno centro de la ciudad y nunca más se supo de él. Según reconstruyó su familia, Arias, que era delegado en el gremio de los gráficos y militante peronista, había ido a trabajar esa mañana en el auto de su amigo de toda la vida y socio, José Rolando Scadding. La imprenta estaba sobre la calle Laprida, entre General Acha y Tucumán, la lado de lo que era la Casa Postigo. Mientras Scadding estacionaba el auto, Arias se bajó a abrir el negocio, cuando llegaron 2 Ford Falcon de color verde y bajaron 3 ó 4 personas armadas, que rápidamente se lo llevaron. Scadding intentó seguirlos algunas cuadras, pero perdió de vista los autos. Después preguntó en algunas comisarías, pero nadie pudo darle información de su amigo. Pero, incluso después, cuando fue a casa de los Arias para contarles datos de la búsqueda de su amigo, lo estaba esperando un grupo armado y también se lo llevaron, con idéntica suerte.

Nicolás Alberto Farías/ Desaparecido

Era un joven de 23 años que trabajaba como albañil en la empresa constructora +La Cuyana+. Era casado, tenía un hijo de un año y su esposa estaba embarazada. Era miembro de la Juventud Trabajadora Peronista (JTP). El 17 de agosto de 1976, a las 3, irrumpió en la casa que compartía con sus suegros un grupo armado de las fuerzas de seguridad que los obligó a tirarse al piso y les vendaron los ojos con los pañales del pequeño. Farías fue llevado a la rastra, a pesar de que no intentó forcejear. Esa fue la última vez que lo vieron con vida. Su esposa, Victoria Ortiz, inició una larga búsqueda para determinar el paradero de su marido. Eso fue hasta que el 28 de agosto se enteraron de que Nicolás había muerto y estaba en la morgue. Cuando dieron con el cuerpo, estaba barbudo, prácticamente irreconocible, con las puntas de los dedos y las uñas de color violáceo, y con un orificio de bala en la cabeza. Según un parte de las fuerzas de seguridad, iba en un auto Fiat 128 por avenida Libertador, en Marquesado, y se había resistido a los tiros a la orden de detenerse, pero la investigación posterior demostró que todo fue inventado.

Oscar Castillo/ Desaparecido

Era un joven de 34 años que fue secuestrado y desapareció en la noche del 7 de abril de 1978, al salir de la Central de Policía. Había estado detenido en el Penal de Chimbas y fue conducido a la sede policial, donde lo iban a poner en libertad. Pero, cuando se dirigía junto a Daniel Dávila, su abogado, en un Renault 4L conducido por este último, fueron interceptados en el cruce de 9 de Julio y España por dos vehículos de los que descendieron personas armadas que dijeron ser de la Policía. A ambos los maniataron y vendaron y los introdujeron en el baúl de uno de los rodados. Luego, pasado Carpintería, antes de llegar a la Villa Media Agua, en Sarmiento, los vehículos detuvieron su marcha, obligando al abogado a sacarse los zapatos y las medias y luego de quitarle el dinero que portaban, lo dejaron ir. En cambio Castillo siguió con sus captores rumbo a Mendoza y nunca más apareció. La esposa de Castillo, Diana Tello, interpuso un recurso de habeas corpus en la Justicia Penal de la provincia y luego hizo lo mismo en la Justicia Federal, sin resultados. Hasta el día de hoy, el hombre continúa desaparecido.

Daniel Olivencia/ Desaparecido

Era un joven de 26 años, oriundo de la vecina provincia de Mendoza, donde estudiaba psicología. El 24 de octubre de 1976, a las 8,15, según consta en los registros de la Conadep, mientras circulaba en su vehículo en las inmediaciones de República del Líbano y España, en Rawson, fue interceptado por dos autos Peugeot 404. El muchacho descendió del rodado y, según una testigo de apellido Valverde que presenció los hechos, lo vio correr y le gritó +señora, me quieren matar, me quieren matar+, a lo que luego agregó +porque soy peronista+. En esa oportunidad fue herido de bala, lo subieron a uno de los autos que lo venía persiguiendo y lo llevaron con rumbo desconocido. Luego de estos sucesos, la madre del muchacho, Vicenta Tramontana de Olivencia, interpuso recursos de habeas corpus primero en Mendoza y después en San Juan, sin conseguir resultados. Graciela Lucía Conca, en ese momento pareja de Olivencia, declaró después que vio dos patrulleros de color celeste que los seguían, por lo que decidieron detener la marcha y tomar cada uno por su lado. Olivencia sigue desaparecido hasta hoy.

I. E. M./ Violada

La mujer fue detenida junto a su esposo en abril de 1975 cuando tenía 30 años, en su domicilio del Barrio Belgrano en Rawson. Según consta en los registros policiales, hubo un pedido de orden de allanamiento porque sospechaban que en la casa había propaganda subversiva y armas de guerra. En el operativo, efectivos policiales requisaron la morada y secuestraron libros y sustrajeron discos, dinero y un automóvil. En su declaración en sede judicial, la mujer contó que después de ser llevada a la Central de Policía, fue transportada en un auto particular, encapuchada, a una vivienda en la que fue +sometida a vejámenes, violaciones, pasando la noche desnuda en el patio de la casa+. Luego, fue llevada en avión a Capital Federal, donde fue golpeada y violada nuevamente. Por las torturas y vejámenes sufridos, tenía marcas en las muñecas y en los tobillos, por los alambres que utilizaron para atarla. A raíz de ello, perdió la sensibilidad de los dedos por mucho tiempo. Además, por las violaciones, tuvo un embarazo psicológico. También, recibió numerosos golpes en el oído, que le ocasionaron la pérdida de la audición.

B. P./ Violada

Luego de ser detenida en el departamento Rawson en abril de 1975, fue trasladada a la Central de Policía donde, luego de una horas, fue encapuchada y llevada a un lugar que después identificó como el Comando Radioeléctrico. En ese lugar, la ubicaron en una habitación sola y la desnudaron. Fue interrogada en varias oportunidades hasta que +entró a la habitación un hombre que tenía mucho olor a alcohol y tabaco, presume que era grandote, y la violó+, según relató en en su declaración. Como consecuencia de los golpes, padeció después una afección renal y, por los trastornos ováricos, a menudo tenía hemorragias, que se le agudizaron por haber sido maltratada. Después, la Policía Federal la trasladó a dependencias de la Gendarmería Nacional, donde le tomó declaración indagatoria el juez Mario Gerarduzzi. Allí no fue torturada y después fue derivada a lo que se conoce como la Alcaidía de Mujeres. La mujer contó que durante su cautiverio, pudo observar que todas las personas detenidas eran torturadas y que todos mostraban signos de los golpes y de los apremios ilegales.

D. K./ Violada

La joven era una estudiante de música de 18 años, que fue detenida en la madrugada del 23 de octubre de 1975, cuando iba caminando por Central cerca de Catamarca. Un hombre de civil, a bordo de una patrulla policial, la llevó hasta la Seccional Primera, sin explicarle los motivos. Después fue llevada a la Central de Policía, donde la sometieron a varios interrogatorios. Luego, un policía la retiró, le vendó los ojos y la trasladó a una habitación. Allí escucho 4 ó 5 voces masculinas y le pidieron que se sacara la ropa. Estando desnuda, volvieron a interrogarla y comenzaron a golpearla por todas partes del cuerpo y le pasaban corriente por las piernas. Luego la acostaron sobre una mesa y mientras uno la tenía de los brazos otra la violó. Luego la dieron vuelta y le introdujeron un objeto analmente. +No recuerda si le seguían pegando, sólo que no sentía dolor, que le faltaba el aire por efecto de la capucha, no recordando más nada, ni cuando es vestida+, contó después en su declaración. La mujer no pudo identificar a sus agresores porque en todo momento estuvo encapuchada.

Héctor Cevinelli/ Torturado

Militaba en las filas del peronismo de izquierda y fue detenido el 12 de marzo de 1977 por un grupo fuertemente armado y, luego de ser golpeado, fue trasladado en la parte de atrás de un auto marca Dodge hasta la zona donde está el campo de tiro del RIM 22, en Rivadavia, frente al Parque Faunístico. Allí fue víctima de múltiples y reiteradas torturas hasta que fue liberado el 5 de abril de 1977. Según lo que contó en su declaración testimonial en la Justicia como así también por el testimonio que brindó en el megajuicio que se llevó a cabo en San Juan, +la tortura fue brutal y le produjo quemaduras en distintas partes del cuerpo como los genitales. Lo ataban en una chapa mojada y lo picaneaban, que le ataron las piernas con alambres que le produjeron cicatrices que aún hoy tiene+.

Además, en la primera semana de su detención, fue sometido a todo tipo de vejámenes, estuvo siempre desnudo y contó que, luego de torturarlo, lo llevaban a una cama sin elástico donde lo amarraban: por ejemplo, luego de la primera sesión de torturas, estuvo dos días sin recuperar el conocimiento.