El 11 de marzo de 1973 la fórmula presidencial del FREJULI, integrada por Héctor J. Cámpora y Vicente Solano Lima, se impuso con casi el 50 por ciento de los votos poniendo fin al intento oligárquico de hacer desaparecer al peronismo definitivamente de la historia argentina.

La UCR, que había postulado a Ricardo Balbín como candidato a presidente obteniendo poco más del 21 por ciento de los sufragios, desistió de ir a segunda vuelta.

Hombre de estrecha confianza del presidente Juan Perón, Cámpora ejerció la presidencia de la Cámara de Diputados de la Nación entre 1948 y 1952. Durante el exilio que iniciara Perón en 1955, Cámpora fue designado como su delegado personal un año antes de la apertura democrática de 1973.

Cámpora fue designado candidato a presidente por Perón -proscripto por la dictadura de Alejandro Lanusse- y obtuvo un amplio triunfo en los comicios del 11 de marzo de 1973. Tras el regreso de Perón al país, Cámpora renunció a la jefatura del Estado para permitir que en nuevas elecciones, esta vez sin proscripciones, el fundador del justicialismo sea elegido Presidente por tercera vez en septiembre de 1973.

Toda su trayectoria política sumada a su renuncia para permitir que Perón sea nuevamente Presidente, convirtieron el nombre de Cámpora, dentro del peronismo, en sinónimo de lealtad.

Nueva etapa

Cámpora había asumido la presidencia el 25 de mayo de 1973, dándose así por finalizado el período dictatorial de la autoproclamada Revolución Argentina que depuso a Perón en 1955. Luego, Cámpora renunció el 13 de julio de ese mismo año, para dejarle su lugar a Perón.

Perón que, estuvo exiliado en España, había tomado la decisión de que Cámpora fuera el candidato para Presidente. El armado apuntaba a que el próximo Presidente (Cámpora) eliminara la proscripción para que Perón pudiera retornar al país. La idea era que el paso siguiente de Cámpora fuera renunciar, para convocar a nuevas elecciones con la esperanza de que ganara Perón, que había abandonado Argentina tras un golpe de Estado en su contra, mientras el país atravesaba una preocupante crisis económica. De allí nace la frase “Cámpora al gobierno y Perón al poder”.

Sin límite

Por aquellas épocas, se observaban los últimos estertores de un proceso que había comenzado con el golpe de 1955 y que culminaba en el dictador Alejandro Agustín Lanusse de manera patética. Lanusse lo intentó todo para evitar que el peronismo retornara al gobierno o, al menos, tuviera limitado su poder.

Poco antes del primer regreso de Perón al país, en 1972, Lanusse había dicho que al caudillo ‘no le da el cuero para volver‘. Como su expresión de deseo se vio frustrada, y ante la evidencia de que el peronismo tenía todas las posibilidades de gobernar (Lanusse buscaba la salida electoral para apagar el incendio de las sublevaciones populares), inventó la ‘cláusula de residencia‘ por la que Perón no podía presentarse como candidato ya que como consecuencia del exilio obligado debió permanecer 18 años fuera del país.

Fue entonces que surgió la figura de Cámpora, el colaborador más estrecho de Perón, que fue el candidato presidencial peronista para ganar los comicios, luego renunciar y dejar lugar a que Perón asumiera la presidencia tras ganarse ese cargo en elecciones.

Miles de jóvenes encarnaron en Cámpora sus aspiraciones revolucionarias. ‘El Tío‘, como lo llamaba la Juventud Peronista, se transformó en el símbolo de ese destino que gran parte de la juventud había elegido, influenciada por la resistencia peronista, la revolución cubana, el mayo francés y, sobre todo, por las sublevaciones populares como el Cordobazo, el Tucumanazo y el Rosariazo.

Los 49 días de la ‘primavera camporista‘ transformaron a Cámpora, a pesar de su edad, en un símbolo de la juventud rebelde. La dictadura militar que tomó el poder en 1976 buscó borrarlo de la historia impidiéndole durante un largo tiempo abandonar la embajada de México para marchar al exilio y sólo lo dejó partir cuando estaba segura que allí moriría al poco tiempo.