�’Quedarme en casa con los chicos fue planeado y muy hablado con Juan, mi esposo. Entiendo que muchas mamás no pueden elegir, pero afortunadamente yo tuve esa posibilidad’, dijo Yanina Balmaceda (35). Ella trabajaba en un estudio jurídico cuando quedó embarazada de su primer hijo. Y entonces empezó a plantearse cosas que hasta entonces no había pensado. ‘Fue como un giro, porque frente a la maternidad algunas cuestiones empezaron a dejar de ser importantes en mi vida. Cuando nació Francisco, hace ya seis años, elegí estar todo el tiempo con él, cuidar la casa y esperar a mi marido para almorzar o cenar, como lo hacía mi mamá. Luego nació Tomás (5), nuestros segundo hijo, y cada día que pasa me siento una madre plena y realizada’, apuntó Yanina.
Hace un tiempo surgió una chance laboral y la aceptó, pero dejar a sus hijos, por entonces dos bebés, era un momento de dolor cada día. En el trabajo, sólo pensaba en sus chicos y esperaba que las horas pasaran rápido para volver a cuidarlos y no sentirse culpable.
‘Decidimos resignar cuestiones económicas, pero que Francisco y Tomás tuvieran una madre tiempo completo. Y arreglarnos con lo poco o mucho que tengamos’, indicó la mamá.
Para Yanina, el hecho de levantarse cada mañana junto a sus hijos, llevarlos a la escuela, hacer las cosas de la casa y acompañarlos en cada paso tiene su recompensa. ‘La ventaja de ser mamá y ama de casa es que no te perdés nada en la vida de tus niños. Ese es el premio, es estar cuando hacen una sonrisa, cuando aprenden a decir mamá, cuando se largan solitos a caminar, cuando empiezan la escuela, cuando te cuentan lo que les pasó en su día, es estar en cada detalle de sus vidas’, señaló.
