Contaron con el apoyo incondicional, aliento y guía de sus padres que se convirtieron en el motor de sus logros. DIARIO DE CUYO habló con los papás de 4 sanjuaninos destacados quienes coincidieron que es un ‘gran desafío’ ser padre de un famoso. Se trata de Mario Aldeco, padre de Giselle Aldeco, cantante de folclore; de Raúl Oro, padre de Carolina Oro, Virreina Nacional del Sol 2017; Damián Oropel, padre de Fernando Oropel, diseñador de indumentaria que participa en la Fiesta Nacional del Sol; y de Víctor Molina, padre de Gonzalo ‘Chalo’ Molina, rider que integra el seleccionado argentino de BMX. Los cuatros padres coincidieron en que la vida los premió con los hijos y que hoy festejarán el Día del Padre en familia.
Un guardaespaldas personal
Mario Aldeco, de 54 años y padre de Giselle, tiene una frase de cabecera ’Yo no he de morir del todo cuando me toque morir’. Dijo que la misma hace referencia al legado que representan los hijos y que siente realmente que Giselle es su ’prolongación’, ya que comparte con ella hasta el arte de la música. El hombre integra la banda de su hija lo que no sólo lo llena de orgullo, sino que también lo tranquiliza. Agregó que de esta manera puede conocer los ambientes dónde actuará Giselle, la acompaña cuando hace una presentación fuera de la provincia y hasta la custodia de regreso a casa como si fuera su guardaespaldas personal. ’A veces la vida del artista suele correr ciertos peligros por eso al principio me opuse a que se dedicara al canto, es que tenía 8 años. Sí le permitía que cantara en los actos escolares. Pero a los 12 me insistió tanto para que la dejara participar de un concurso de canto que accedí. Ganó y ahí comenzó ya su vida artística. Yo en ese entonces prefería que primero estudiara y luego se dedicara al canto, pero no pude contra su vocación y pasión. Por eso decidí seguir acompañándola’, sostuvo.
Mario agregó que ese acompañamiento incluyó, sobre todo, lograr que a Giselle ’no se le subiera el éxito a la cabeza’. ’Hasta el día de hoy le aconsejo que mantenga su humildad y el respeto al público. Que ante todo tiene que preocuparse por ser seria y profesional a la hora de subir al escenario’, dijo el hombre.
Un asistente de tiempo completo
Víctor Molina, de 51 años, no concibe la vida de su familia sin el vértigo y la adrenalina. No sólo se dedica al automovilismo, sino que además sus 4 hijos practican BMX, desde el mayor que tiene 29 años hasta el menor de 13. Entre ellos está Gonzalo, el ’Chalo’, que integra el seleccionado argentino de esta disciplina. Tanto él como su hermano mayor comenzaron con la práctica de este deporte a los 5 años. Desde entonces y hasta el día de hoy cuentan con el acompañamiento y asistencia de su padre. ’Imagino que debe ser muy difícil emprender un proyecto y no contar con el apoyo de tu papá. Por eso yo estoy con mis hijos al 100%, aunque me quede sin tiempo libre para mí. Me las arreglo para acompañarlos al entrenamiento diario que puede terminar muy tarde a la noche, pero no me resulta un sacrificio. Disfruto verlos crecer profesionalmente’, dijo Víctor.
Consciente de que sus hijos practican un deporte de riesgo, Víctor se encargó de inculcarles que lo hagan con profesionalismo, respetando siempre todas las medidas de seguridad. ’A los entrenamientos siempre llevo un botiquín por las dudas. Yo hago que los chicos vivan todo esto con naturalidad y sin miedo. Tenemos tan internalizado el tema de la competencia que cuando nos sentamos a comer competimos a ver quién termina primero. Realmente formamos un equipo de alto riesgo que, a pesar de los años, sigue disfrutando cada triunfo como si fuera el primero’, sostuvo el hombre.
Con los hijos, juntos a la par
Pasó el tiempo pero Damián Oropel mantiene el lema que puso en práctica desde que nació el primero de sus 4 hijos: ’el deber moral de un padre es acompañar a sus hijos sea cual sea el camino que elijan’. Así lo hizo, especialmente con Fernando que eligió ser un profesional de la moda. Hoy es un prestigioso diseñador y tiene una sedería que atiende junto a su padre. ’Cuando Fernando nos dijo que quería dedicarse al diseño de indumentaria nos sorprendió un poco, pero no del todo porque siempre vimos que le gustaba mucho este tema.
No dudamos en apoyarlo para que hiciera carrera, aunque nunca imaginamos que iba a llegar tan lejos, y que nos iba a hacer conocer el mundo de la moda con todo su glamour. Gracias a su profesión y a que siempre lo acompañé he conocido muchísimas personas de este ambiente cosa que no hubiera logrado con mi rol de comerciante’, dijo Damián.
Para este papá, lo más importante es haber sido testigo del crecimiento profesional de su hijo que, pese a la fama, supo mantener los valores que le inculcó su padre: honestidad y profesionalismo. ’Cuando veo que Fernando sigue siendo el mismo de siempre, a pesar de ser un diseñador reconocido, me hace sentir orgulloso y que cumplí mi tarea. Creo que la mejor recompensa para un padre es ver a sus hijos felices, capaces de cumplir sus sueños y de mantener los logros. Fernando lo consiguió por eso le imagino un futuro brillante. Ruego a Dios que así sea’, sostuvo.
El mejor aprendiz de su hija
Raúl Oro, tiene 44 años y es padre de 5 hijos. Entre ellos Carolina de quien aprendió a luchar por los sueños y a no bajar los brazos, pese a las dificultades de la vida. Cuando ella le contó que quería ser candidata a Reina Nacional del Sol, no supo si alentarla o hacerla desistir. Pero cuando ella le dijo que no tenía nada que perder y que un tropiezo no es caída, él entendió que debía apoyarla. Dijo que cuando su hija fue coronada Virreina Nacional del Sol, supo que era su mejor maestra de la vida. ’Fuimos padre a los 21 años así que dentro de todo crecí un poco con cada uno de mis 5 hijos. Pero de Carolina aprendí que nunca hay que bajar los brazos, que hay que ser perseverante y que se debe luchar por lo que uno quiere sin esperar que otro te ayude. Desde chiquita me dio estas lecciones, consiguiendo cada cosa que se proponía o no deprimiéndose ante un fracaso. Siempre la apoyé, incluso cuando participó de Miss San Juan en el 2015. Yo soñaba a la par de ella’, sostuvo.
Raúl también se considera un buen maestro para su descendencia, sin que el compañerismo que tiene con ella le quite autoridad como padre. Por eso siempre dedica tiempo a hablar con sus hijos y a marcarles algunas pautas que deben respetar para ser ’personas de bien’. ’A Carolina le digo que tenga en cuenta que su rol de Virreina se termina el año que viene, por lo que no tiene que descuidar sus otras actividades como el estudio. Nunca lo hizo y eso me reconforta como padre’, agregó.