
Durante años, la comunidad cercana a la parroquia de la Inmaculada Concepción pidió que el cuerpo de monseñor Antonio López Soler, el cura que la levantó tras el derrumbe que sufrió en el terremoto de 1944, fuera trasladado a su cripta. Ese anhelo se concretará el próximo 26 de noviembre.
Según informaron desde el Arzobispado, monseñor Jorge Lozano, autorizó el traslado de los restos, que actualmente se encuentran el Cementerio de la Capital. Lo que se concretará ese día a las 10.
Monseñor López Soler fue párroco del lugar desde 1958 hasta 1996 y artífice de varias obras de profunda significación. Entre otras muchas cosas, el sacerdote tuvo la heroica misión de levantar el nuevo templo parroquial, tras el histórico terremoto que tiró el viejo templo y causó la muerte del párroco Eutiquio Esteban, que en el momento del sismo celebraba casamientos con un grupo de fieles y cuyo cuerpo también descansa en la cripta.

En 1960, monseñor López Soler comenzó los trámites para la construcción, debido a que el templo que se había construido provisoriamente resultaba chico. Su mayor problema es que se necesitaba un proyecto fácil, no costoso, debido a que prácticamente no se disponía de medios. La solución a un proyecto accesible se la ofreció el Ingeniero italiano Gasini, el hecho de que el templo sea redondo, responde a esas necesidades. El 7 de diciembre de 1971 se habilitó el nuevo templo con la bendición.
También, el sacerdote López Soler fundó el Colegio Técnico San José en 1959, por el que han pasado cientos de alumnos y futuros profesionales, ingenieros, arquitectos y maestros mayores de obra. Él puso al Colegio bajo la protección de San José. Su imagen se encuentra en los jardines del Colegio. Pertenecía al Seminario Diocesano que fuera destruido por el terremoto de 1944, donde el Padre López Soler iniciara sus estudios.
Sumado a eso, fue Vicario Capitular tras la muerte de monseñor Ildefonso María Sansierra, Obispo de San Juan, hasta la llegada de Mons. Italo Severino Di Stefano.
Además se desempeñó como capellán de la Pastoral Carcelaria, fue un misionero incansable y fundó las Parroquias Nuestra Señora de Andacollo y Espíritu Santo, Batallón de Exploradores, oratorios, grutas y capillas.
Falleció el 6 de marzo de 1996 tras soportar una larga enfermedad.
