San Juan, 26 de enero.- “Fue impresionante ver cómo la crecida arrastraba piedras gigantes y también los autos con personas adentro. Fue verdaderamente terrible”, expresó Graciela Capdevila, una sanjuanina que fue testigo de la tragedia que provocó un alud en Catamarca en la noche del jueves pasado.
Graciela habló con DIARIO DE CUYO ONLINE y contó que ella junto a su familia poseen una casa en la localidad de El Rodeo, una de las más afectadas por la tormenta, y desde hace muchos años veranean allí. Dijo que ya había visto crecidas importantes, pero jamás como la que le tocó vivir este año.
“El jueves antes de las 23 estaba junto a mi familia en nuestra casa y notamos que llegaba la tormenta. Ese día hizo mucho calor, algo poco habitual en la zona, y nos llamó la atención”, relató la mujer, quien agregó que “finalmente llovió en gran cantidad, más que nada en la zona de los cerros”.
En un primer momento, Graciela y el resto de sus familiares no imaginaron un desenlace tan trágico a pesar de sentir mucho olor a barro proveniente desde afuera y escuchar un ruido constante del río, ya que la vivienda de la cual son propietarios se encuentra en un alto, a tan sólo a dos cuadras del Ambato, el cauce que terminó desbordándose por la intensa crecida.
Recién el día después, el viernes, los sanjuaninos comenzaron a caer en la realidad de que El Rodeo había quedado prácticamente devastado. Un pueblo de unos 2.000 habitantes y con mayoría de casas de verano, donde reina la alegría, la festividad y el espíritu norteño, había sido arrasado por el agua, dejando innumerables daños y víctimas fatales.
“Nosotros nos quedamos en la casa mientras duró la tormenta y gracias a Dios no nos pasó nada, pero fue impresionante y doloroso ver cómo la crecida arrastraba vehículos con las luces encendidas y con gente adentro. Las piedras que bajaban de los cerros eran gigantes y pasaban por encima todo lo que estaba a su alcance. Las calles quedaron intransitables y repletas de lodo. Fue terrible”, detalló Graciela.
Todavía conmocionada por lo sucedido, destacó que afortunadamente su familia no sufrió inconvenientes, al mismo tiempo que lamentó la importante cantidad de destrozos y muertos que dejó como saldo el alud. “Nosotros regresamos a San Juan porque ya lo teníamos planeado y Defensa Civil nos dejó pasar, pero mi hermano se quedó en El Rodeo y nos contó que todavía los grupos de rescate se encuentran sacando cuerpos de un río que está a 30 kilómetros, que fueron arrastrados por la crecida”, concluyó la mujer sanjuanina que vivió de cerca una tragedia que quedará por siempre en la memoria de los catamarqueños.

